Ayer se publicaron las actas de la reunión del BCE el pasado mes de junio en la que recortaron sus tres tipos de referencia. En ella se muestra como algunos de sus miembros consideraron que los datos disponibles desde la última reunión no habían aumentado su confianza en que la inflación convergería hacia el objetivo del 2% en 2025, sino que, por el contrario, indicaban una mayor incertidumbre en las perspectivas. La principal preocupación del banco central es que la inflación sigue siendo demasiado inestable para que pueda estar seguro de que caerá al 2% a finales de 2025, como se prevé ahora.
En su reunión, el BCE señaló que es probable que haya una mayor relajación monetaria, pero mantuvo abierto el calendario de los movimientos posteriores, dejando a los mercados especulando con uno o dos recortes adicionales este año. En las últimas semanas algunos miembros de la institución han dejado claro que no habrá cambios en la reunión del BCE del 18 de julio, teniendo en cuenta el crecimiento salarial y la inflación que muestran los servicios. No obstante, en el acta se indica que estos factores deberían experimentar una marcada desaceleración en 2025 con respecto a 2024. En este sentido, el economista jefe de la institución señalaba ayer que sigue observando una relajación de las presiones salariales. Sus declaraciones coincidían con el anuncio de que el personal de la banca privada alemana ha llegado a un acuerdo con la patronal para lograr un aumento salarial del 10,5%.