El panorama económico global está marcado por incertidumbres, y enfoques diferentes entre el BCE y la FED. En Europa las autoridades del banco central se enfrentan a desafíos relacionados con un crecimiento débil, agravado por los posibles impactos de los aranceles anunciados por Estados Unidos. El vicepresidente del BCE alertó ayer sobre un círculo vicioso de guerras comerciales, lo que podría motivar recortes adicionales de tipos de interés, que en la zona euro están en el 3,25%, y que podrían descender hasta lo que podía considerarse un nivel neutral entre el 2,0% y el 2,5%. Mientras tanto, los gobernadores de los bancos centrales de Portugal y Finlandia han advertido sobre los riesgos de retrasar decisiones, señalando que una inflación controlada permite priorizar las medidas de estímulo al crecimiento. Por otro lado, la FED muestra un enfoque más moderado. Si bien algunos miembros consideran razonable un recorte adicional de 25 pb en diciembre, otros subrayan el riesgo inflacionario.
En las actas de la reunión de principios de noviembre publicadas ayer, la Reserva Federal mostró división sobre cuánto más podrían recortar los tipos de interés, pero acordaron no dar orientaciones claras sobre la política futura debido a la incertidumbre económica y destacaron la necesidad de actuar con cautela.
Ambas instituciones se enfrentan los efectos de nuevas políticas proteccionistas, pero sus enfoques reflejan sus respectivas realidades económicas. Mientras el BCE prioriza el estímulo ante la amenaza de recesión, la FED evalúa cuidadosamente cómo responder a una economía resiliente.