El PIB en los 20 países de la zona euro aumentó un 0,3% entre los meses de abril y junio, manteniendo el ritmo del trimestre anterior y justo por encima de las expectativas. Sin embargo, el crecimiento se distribuyó de manera desigual, ya que mientras que Francia (+0,3%) e Italia (+0,2%) crecieron moderadamente y España registró una tasa de crecimiento particularmente alta (+0,8%), el PIB de Alemania cayó ligeramente (-0,1%) por debajo de las expectativas (+0,1%) debido a menores inversiones en equipos y construcción, acentuándose los temores sobre una crisis prolongada en la primera economía europea. En Alemania cada vez preocupa más que, en lugar de una caída del crecimiento de corta duración, los datos reflejan la falta fundamental de competitividad, en parte debido a la alteración de su modelo económico basado en la energía barata de Rusia y la demanda de China. Las empresas están sufriendo la prolongada erosión de la competitividad alemana y los consumidores están sufriendo la pérdida del poder adquisitivo inducida por la inflación, que también aumentó inesperadamente en julio hasta el 2,6% desde el 2,5% de junio y mientras que la subyacente se ha mantenido por segundo mes consecutivo en el 2,9%. En general los datos a nivel global de la zona euro muestran una economía cuyo crecimiento sigue sustentado por mayores ingresos reales y el gasto público. El indicador de confianza económica se situó en 95,8 puntos, y aunque fue mejor de lo esperado, fue menor que el 95,9 de junio.