Los mercados de bonos, el de mayor volumen a nivel, están en medio de otra caída a medida que se afianza un periodo de tipos de interés más altos y durante más tiempo. En los bonos del Tesoro estadounidense, base del sistema financiero mundial, la rentabilidad título a 10 años se ha incrementado hasta máximos de 16 años. En Alemania alcanzan su nivel más alto desde la crisis de deuda de la zona del euro de 2011. Incluso en Japón, donde los tipos oficiales todavía están por debajo del 0%, los rendimientos de los bonos han vuelto a los niveles de 2013. En Estados Unidos las rentabilidades de la deuda han aumentado ya que los mercados cuentan con que la Fed seguirá manteniendo los tipos de interés altos. Esto agrava las preocupaciones sobre las perspectivas fiscales tras la rebaja de la calificación de la deuda estadounidense por parte de Ficht en agosto por los elevados niveles de déficit. Además, los datos económicos en Estados Unidos siguen siendo positivos, lo que hace subir los rendimientos de los bonos del Tesoro. La rentabilidad de los bonos determina los costes de financiación de los gobiernos, y en el caso de países con elevadas necesidades financieras, no son buenas noticias. A su vez supone perdidas de valor para los tenedores de bonos como inversores, bancos comerciales y también bancos centrales. En un contexto global, la mayor rentabilidad de la deuda norteamericana supone además un apoyo adicional al dólar, aumentando la presión sobre otras monedas, especialmente el yen.