A finales de 2022 y principios de 2023, la economía alemana se contrajo durante dos trimestres seguidos, entrando en lo que se define como una "recesión técnica". Ahora, el Bundesbank espera un repunte respaldado por la capacidad de la industria alemana para capear un descenso continuado de la demanda gracias a la bajada de los precios de la energía, el alivio de los cuellos de botella de la oferta y las carteras de pedidos llenas. Es su último informe mensual estima que el PIB aumentaría ligeramente en el período abril a junio. El consumo privado “debería tocar fondo” ya que, gracias al fuerte aumento de los salarios, los ingresos reales disponibles de los hogares se están estabilizando a pesar de que la inflación sigue siendo muy alta. Para el conjunto de 2023, el Bundesbank prevé un descenso del PIB del 0,3%, seguido de un crecimiento del 1,2% en 2024 y del 1,3% en 2025.
Desde el Instituto IFO no se comparten esta opinión. El responsable de las encuestas de la institución señalaba ayer que la economía alemana se enfrenta a la perspectiva de una recesión más prolongada, ya que tanto la demanda interna como las expectativas de los exportadores se han debilitado, aumentando la probabilidad de que el PIB también se contraiga en el segundo trimestre. Las declaraciones se producían después de que su índice de clima empresarial prolongase su caída en junio, situándose en 88,5 puntos tras una lectura de 91,5 en mayo.