Está muy claro que Dick Angstadt ha sido en lo suyo sublime sin interrupción, como quería el poeta maldito Baudelaire a los genios. Y, uno de ellos, uno de los pocos que han cumplido tal aserto es el benditamente laico Dick, en sus funciones de máximo impulsor del jazz en España desde el mítico Bogui, que -¡ay!- cerró sus puertas a finales del pasado mes de agosto.
Todos los profesionales de esta y otras músicas que abarcaba este club, incluido por la prensa estadounidense entre los diez mejores del mundo, están -y estarán 'per omnia saecula saeculorum'- en deuda con él. De ahí que muchos de ellos, varios de los más grandes entre los grandes, se dieron cita este miércoles 30 de octubre para rendirle pleitesía, con sus respectivas actuaciones. Todo bajo la coordinación y presentación del pianista Sebastián Chames y su trío.
Un homenaje en el que también participó, en plan pasivo desde sus asientos, el público amante del jazz -y entre él, representantes de Diariocrítco y Madridiario que le hicieron entrega de un cariñoso regalo muy rojiblanco, como él- que tanto debe Dick, a este legendario y veterano promotor, al que también es justo y necesario aplicarle la famosa frase de otro genio, el pintor Pablo Picasso: sí, esa que afirma que cuando se es joven, se es joven toda la vida. Pues eso.
Liberado ya de sus labores en las que tanto trabajó para ofrecer en su Bogui durante tres lustros lo mejor del panorama jazzístico nacional e internacional, ahora le toca disfrutar de su vida privada junto a su mujer, Nabuko -presente y emocionadísima, que tanto le ayudó con el club- y el resto de su familia. Y, claro, disfrutar de las actuaciones de los no menos legendarios nombres que se reunieron en esta cita mágica del 30-O.
Fue una especie de gigante, grandiosa y monumental noche -en la que entre muchos responsables del magnífico trabajo organizativo y similar es justo y necesario nombrar a La Noche en Vivo, con su gerente Javier Olmedo, que tuvieron, además, el detalle de un obsequo a Dick-. Así, fue una noche eterna y en vivo ya para siempre -como eterno queda ya el homenajeado 'per omnia saecula saeculorum', se insiste- en su servicio al jazz en particular y a la cultura en general. Una fabulosa jam session de más de cinco horas de duración, pues empezó a las ocho y concluyó pasada la una de la madrugada.
Sobre el escenario de la madrileña Galileo Galilei hicieron el paseíllo con sus canciones gran número de extraordinarios músicos como Javier Colina, Jorge Pardo, Pepe Rivero, Verónica Ferreiro, TJ Jazz, Irene Albar, Noa Lur y un larguísimo etcétera cuya relación necesitaría de incontables párrafos para mencionarlos a todos.
Eso sí, todos ellos pasaron por el Bogui en infinidad de ocasiones. Como por allí nos ofreció Dick la música de Bob Sands, Barry Harris, Jerry Bergonzi, George Garzone, Mark Turner, Scott Hamilton, Melissa Aldana, Gary Smulyan, Jesse Davis, Robert Glasper, Ken Vandermark, Freddy Cole, Joachim Khün, Nicole Henry, Donna Hightower, Sarah Quist, Jerry González, Michael Olivera, Maureen Choi y otro larguísimo etcétera del panorama internacional.
A los que sumar otros nombres españoles tan sonoros e importantes como Jorge Pardo, Javier Colina, Perico Sambeat, Chano Domínguez, Pedro Iturralde, Antonio Serrano, Javier Paxarino, Antonio Lizana, Abe Rábade, Pepe Rivero, Moisés Sánchez, Lucía Rey, Albert Bover, Natalia Dicenta y otro enorme rastra de musicazos.
En fin, lo dicho/escrito y que se resume en dos palabras que sirven como denominador común al pensamiento de todos y cada uno de los artistas y del público: ¡Gracias, Dick!