Llegó el día. Los británicos votan hoy su permanencia o su salida de la UE. Líderes mundiales, incluyendo el presidente de Estados Unidos, su homólogo chino, la canciller alemana, y aliados de la OTAN y de la Commonwealth han instado a Reino Unido a permanecer en la UE. El centro financiero de Londres, el FMI y la mayoría de los líderes empresariales británicos también han respaldado la opción de permanecer, con el convencimiento de que una salida de la UE llevará a Reino Unido a la recesión, costará empleos y elevará los precios. A lo largo de la campaña, las encuestas han ofrecido un cuadro muy dividido en la opinión pública, por lo que hasta que el resultado oficial no se haga público el viernes, el nerviosismo y la incertidumbre en los mercados seguirá latente, teniendo en cuenta que los sondeos apuntan a que el resultado que se alcance será con un estrecho margen. Los principales bancos centrales han venido anunciando que estaban preparados para lo que suceda. Ayer, la presidenta de la Reserva Federal, declaraba que no ha convocado reuniones extraordinarias para el viernes o el sábado con el fin de responder a una eventual decisión de Reino Unido de abandonar la UE. El día anterior, era el presidente del BCE el que afirmaba que la institución estaba preparada para hacer frente a todas las posibilidades. Sea como fuere, hoy ni datos económicos ni declaraciones que no hagan referencia al “Brexit” tendrán incidencia en unos mercados que sólo tienen la vista puesta en Reino Unido.