Esta tarde de sábado en el Bernabeu ha sido toda una tortura para el club de Florentino, que podría estar a punto de despedirse de LaLiga, en la que ha sido la primera prueba de fuego de un mes clave para el Real Madrid.
En plena pelea por el campeonato nacional, a las puertas de cuartos de la Champions League y en la final de Copa del Rey, el conjunto blanco pinchó en la visita del Valencia (1-2), que consiguió su primera victoria a domicilio en Liga en lo que va de curso y su primer triunfo en el templo merengue en 17 años.
No tenían margen de error, pero eso no fue suficiente para los jugadores de Carlo Ancelotti: que otra vez, volvieron a fallar.
En un arranque templado de los blancos, el cuadro valenciano fue el primero en acercarse a área rival. Y en proponer el juego, y en la presión. Mientras, el Madrid parecía perdido, sin encontrar la manera de hacer daño a su adversario.
Aun así, tuvo la oportunidad de adelantarse: Kylian Mbappé rascó un penalti -después de que el VAR llamase al árbitro, que le había sacado amarilla al entender que simulaba, para que revisase la acción- al controlar un balón largo y ser derribado por Mosquera en el área.
Una tirada que finalmente desaprovechó Vinícius, con un pésimo lanzamiento desde los 11 metros que sacó Mamardashvili y que incendió a su público.
Entre los pitos del Bernabéu al brasileño, el destino quiso que el Valencia abriese la lata apenas 2 minutos después, en un saque de esquina que Diakhaby -entrando en carrera ante una zaga merengue dormida- reventó en la red para amargar el debut de Fran González bajo los palos del primer equipo madridista.
No obstante, tras ese primer tanto el Madrid cambió el chip y a partir de entonces, echándose arriba en busca del empate -pese a la desconexión de Vinícius- con Mbappé como gran líder de su ataque.
A los 5 minutos, Brahim buscó al francés y se encontró con Diakhaby marcando en propia al intentar despejar, pero el tanto no subió al marcador por un fuera de juego milimétrico previo del '9' del conjunto blanco.
Tuvo ocasiones clarísimas el francés justo antes de que el partido se fuese a los vestuarios, moviéndose por todas las posiciones de arriba intentando sembrar el caos en el área valencianista, pero le faltó el acierto y la suerte que sí tuvo Mamardashvili, el hombre del partido, para mantener por delante a los suyos antes del descanso.
Empate, pero insuficiente
El único balón que el georgiano no pudo parar fue el gol del empate al inicio de la segunda parte, obra de Vinícius en un saque de esquina en el que se colocó en el segundo palo justo en el lugar en el que cayó el balón.
Ni redimirse de su fallo desde los 11 metros devolvió la sonrisa al brasileño, que se limitó a cerrar el puño y agarrar el balón para dejarlo en el centro del campo para celebrar su gol.
El tanto sí le dio otra cara al Madrid, que apretó todo lo que pudo en busca del segundo pero no pudo superar el muro georgiano del Valencia ni siquiera en un remate a bocajarro de Fede Valverde que el portero che sacó con unos reflejos felinos.
Entonces fue valiente Ancelotti, con unos cambios muy ofensivos: saltaron al terreno de juego Endrick, Camavinga y Alaba, y, al borde del final, también Arda Güler.
Pero lo fue también Carlos Corberán, primero con Rafa Mir y después con un Hugo Duro que ha convertido al Madrid en una de sus víctimas favoritas. No falló tampoco en esta ocasión para premiar la apuesta de su entrenador y castigar la del italiano.
Con el conjunto blanco volcado arriba, el delantero madrileño aprovechó que Tchouaméni se comía un balón por arriba para iniciar una jugada que sería letal: de tacón, la dejó para que Fran Pérez abriese a la banda para Rafa Mir, que la colgó para que Duro la reventase de cabeza en la red para darle la victoria al Valencia.
Fue la sentencia de un Madrid que visita al Arsenal en apenas unos días y que, si el Barça gana al Betis, acabará la jornada a 6 puntos del líder.
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