Siempre quise conocer Cuba y la oportunidad se presentó cuando FEPET (Federación Española de Escritores y Periodistas de Turismo) celebró su anual Congreso Internacional en la isla caribeña. Descubrí todo el encanto que esperaba encontrar en un destino tan atractivo, histórico y turístico, pero hubo ciertas deficiencias que me dejó una inquietante y confusa impronta. Se dice que cuando Cristóbal Colón puso pie en la isla el 28 de octubre de 1492, exclamó: “Lo más hermoso que ojos humanos hayan visto” y no le faltaba razón. Sus playas bonitas de arena fina, aguas cristalinas, exuberante vegetación y agradable clima no explican, sin embargo, la escasez que encontramos en relación con la producción agrícola. Como turista, la isla es idílica y no sufrimos ningún corte eléctrico, ni falta de nada
Aterrizamos en el Aeropuerto de La Habana que lleva el nombre del famoso poeta cubano José Martí y nos trasladamos al hotel. [Un inciso; No es aconsejable dejar sus compras de recuerdos para última hora en el aeropuerto. No vimos muchas tiendas y los trámites aduaneros progresan lentamente.] En el camino, apreciamos muchos vestigios de la anterior grandeza de la capital, con vetustos palacetes de estilo colonial, al lado de los esqueletos de los otrora lujosos edificios que ya se han quedado reducidos casi a ruinas. Esplendoroso en la capital sí es el Capitolio, que llama la atención por su casi perfecta reproducción de su homónimo en Washington D.C. El guía oficial nos anunció orgullosamente que es un metro más grande que aquello en todas las dimensiones. Ç
Un paseo por la calle peatonal de Obispo es obligado y pasamos el hotel Ambos Mundos donde se hospedaba el escritor Ernest Hemingway hasta que decidió comprar su propio hogar, Finca Vigía. La Floridita era otra querencia suya y poco ha cambiado en este bar donde el Premio Nobel solía sentar en el rincón de la barra -donde hoy se encuentra su busto en bronce- para saborear los deliciosos daiquiris. Asimismo, es recomendable tomar unos mojitos en la Bodeguita del Medio en la calle Empedrado. Un español muy querido por los cubanos fue el bailarín y coreógrafo, natural de Elda, Antonio Gades que se recuerda con una bella estatua de bronce a tamaño natural colocada delante del Palacio de Lombillo, con mirada dirigida a la Catedral de La Habana Vieja. La figura del gran bailarín es obra del artista santiaguero José Villa Soberón, que hizo otras notables esculturas dedicadas al querido cantante cubano Benny Moré en su ciudad natal de Cienfuegos, a John Lennon, en el parque habanero de El Vedado y el busto de Hemingway en la barra de La Floridita. 4
La agradable experiencia de los Chevrolets en La Habana
Pero lo mejor de la visita a La Habana es, sin duda, el recorrido por la ciudad a bordo de uno de los descapotables Chevrolets, magníficamente conservados desde los años cincuenta. Son muy cordiales los conductores de estos coches, cuya gran mayoría son propiedad del gobierno. Ellos transportan los visitantes por la ciudad para gozar de su colorido, vivacidad y alegría e imaginar un pasado alegre y esplendoroso. Al final del día, toca un paseo por el Malecón, cuya construcción comenzó en el año 1901. Este paseo marítimo, que recorre ocho kilómetros desde el Castillo de la Punta hasta la desembocadura del rio Almendares, es un lugar privilegiado para disfrutar de la puesta del sol.
No tuvimos nosotros la suerte de poder asistir a un show en la mítica Tropicana, la sala de fiestas donde actuaban en su día estrellas como Nat King Cole, Frank Sinatra o Josephine Baker, entre otros grandes cantantes, mientras que se llenaba la sala con caras tan famosas como Marlon Brando, Ava Gardner o Errol Flynn, sentados codo con codo con gánsteres como Lucky Luciano, Meyer Lansky o Al Capone. De todas formas, Cuba es música y aparente felicidad por doquier. Los hoteles para los turistas son en general espectaculares, sobre todos los de las cadenas españolas como los Meliá, Iberostar u Occidental, que ofrecen un régimen de todo incluido. De La Habana salimos hacia Viñales y Pinar del Río con sus legendarias plantaciones de tabaco, cuna de los preciados Cohíba, Montecristo y Partagás en todo el mundo.
Constituye una parada especial la Cueva del Indio por donde corre el río subterráneo de San Vicente, cuyo recorrido se hace en bote para admirar las singulares formaciones de estalactitas y estalagmitas. Muy cerca está el Mirador de Los Jazmines donde se encuentra un enorme mural pintado en la pared del Monte Pito por Leovigildo González Murillo, un discípulo del artista mexicano Diego Rivera. González Murillo tardó cuatro años en terminarlo, contando con la ayuda de campesinos de la localidad.
Trinidad, maravilloso Patrimonio de la Humanidad
No importa que la red vial nacional no está en óptimas condiciones porque hay poco tráfico debido a la escasez y carestía del combustible que además está sujeto a un estricto racionamiento. Por lo tanto, el medio de transporte más común es el pequeño coche de caballos, en el que monta toda la familia y que sirve también como medio de transporte público. Asimismo, se ve mucha gente haciendo autostop ya que hay limitado e irregular servicio de autobuses y los autocares turísticos están obligados a recogerles si vuelven vacíos a La Habana.
La Villa de Santísima Trinidad, fundada en el siglo XVI por el Adelantado Diego Velázquez, fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1988. Conocida como la Ciudad de la Artesanía, Trinidad luce un buen estado de conservación con sus calles adoquinadas y sus edificios restaurados con fachadas de vibrantes colores, formando un bello conjunto colonial en el cual destacan la Plaza Mayor y su iglesia principal dedicada a la Santísima Trinidad. Además, la gente del pueblo es muy simpática y abierta y parecen muy felices a pesar de sus necesidades. Aquí se encuentra un hotel sobresaliente de una cadena española: el Meliá Trinidad, cuyas amplias habitaciones tienen su propio patio con una entrada directa a una piscina ideal para hacer largos.
Otra localidad importante es Santiago en el otro lado de la isla, fundada en 1514. Hernando de Soto fue su Gobernador hasta que decidió marcharse a Florida en busca de la legendaria fuente de la juventud. Lamentablemente no llegó a encontrarlo y murió en el intento. Cienfuegos, conocida como la Perla del Sur, fue fundada en 1819 y fue considerada en su día como la segunda ciudad más importante del país. Desde aquí, hicimos una excursión a Cayo Blanco y a la Marina Marlín donde pudimos jugar con delfines. Nuestro último destino era Varadero, destino turístico muy popular y con buena razón. No se puede hablar de Cuba sin mencionar al célebre novelista estadounidense Ernest Hemingway que se enamoró de Cuba en su primera visita a la isla y compró la Finca Vigía para su residencia de invierno en el año 1960. Allí, a 24 kms de La Habana, escribió varios de sus mejores libros, empezando con el encargo de la revista americana Life, sobre las corridas de toros.
Hemingway y sus best sellers
Había pasado toda la temporada de 1959 en España siguiendo la rivalidad entre los cuñados Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguín, lo que él bautizó como “The dangerous summer”, y volvió a Cuba en enero de 1960 para escribir el reportaje. Life solo quería 10.000 palabras, pero como Hemingway era un apasionado aficionado, ¡terminó con 130.000! El escritor Aaron Edward Hotchner tuvo que viajar a Cuba para recortar el manuscrito a 40.000 palabras, que se publicó finalmente en tres fascículos. Afortunadamente, la editorial Scribner editó la versión completa en formato libro, titulada “El verano peligroso” en septiembre de 1932. También aquí escribió otros best sellers suyos como “El Viejo y El Mar” y “Por quién doblan las campanas”.
España llevó a Cuba su idioma, su religión y sus costumbres y tradiciones, incluyendo las corridas de toros y las peleas de gallos. Tras la Guerra de 1898, los estadounidenses intentaron erradicar los dos espectáculos, pero sólo consiguieron su propósito con el primero, porque en las peleas de gallos la gran diversión de los cubanos era apostar dinero en el vencedor. También por alguna extraña razón ganó enorme popularidad el beisbol americano que persiste a día de hoy. Los cubanos tienen sus carencias y necesidades básicas apenas cubiertas, pero no obstante son alegres y hospitalarios. Hay color, música y alegría por todas partes que convierten un viaje a Cuba en una experiencia super agradable y el país y su gente necesitan y agradecen el turismo.