"He recibido una carta del futuro escrita por mí mismo. Un mapa. Una lista de las cosas que debo hacer para conseguir volver al pasado y estar bien. Y ya no me queda otra que intentarlo... Voy a por ello… Pero la luz no era esta. Esta está mucho mejor. Y se oía esa canción de lejos... ¡Esa!". Son las primeras palabras que pronuncia Jose Bustos en escena, después de ir, poco a poco, vistiéndose durante unos minutos. Suena una música lejana, nostálgica, que, a un gesto determinante del actor, cesa de pronto, mientras que el hombre, completamente en silencio durante otro poco tiempo indeterminado, concluye el gesto de colocarse pantalones, camisa y chaqueta. Es su proceso de rescate del pasado, de preparación -en realidad, de una “puesta en escena”- para conseguirlo…
¡Como si el tiempo pudiera manejarse a nuestro antojo! Dice un viejo proverbio ruso que añorar el pasado es como correr tras el viento. Una metáfora tan hermosa como descriptiva. Una intención loable con un final incierto y, si me apuras, hasta peligroso porque uno idealiza el pasado sobre todo si el momento presente que vive es especialmente duro. Tampoco vale echar la vista hacia adelante, al futuro, porque el porvenir es tan incierto como efímero es el pasado. No nos queda, pues, más que el presente y si no nos gusta, no hay más remedio que aferrarse al pasado, aún expuestos indefectiblemente con todos esos síntomas que denotan la enfermedad de la nostalgia: la obsesión por reconstruir las cosas exactamente como las vimos; la persistencia por corregir lo que nos incomodaba o no nos gustaba del todo, o sucumbir ante el pensamiento patológico de que aquello sí que era vida, de que todo estaba en su sitio, y todos encajábamos en el papel que la vida nos había asignado…
Sortilegios
El personaje a quien da vida José Bustos (estupendo el dramatismo que transmite con su voz, su gestualidad, su expresión corporal, sus manos...) repite una y otra vez los sortilegios necesarios para rescatar el pasado tal y como lo veía, pero ese pasado está lleno no solo de recuerdos sino también de ensoñaciones, de deseos insatisfechos, de idealizaciones que, al final, trasladan al personaje a la luna, a un mundo tan ideal como irreal. Es decir, lo transportan a la Luna, a ese satélite de la Tierra en quien el hombre ha determinado depositar idealmente el desván de sus sueños, de sus recuerdos, de sus anhelos, sus amores, sus frustraciones. De ahí que, quien abraza ese estado -¡y que quién no haya transitado por él en algún momento, tire la primera piedra!-, esté ‘Igual que si en la luna’.
El sugerente diseño de iluminación creado por Juanan Morales; el espacio escénico de Juan Sebastián Domínguez (unas largas cortinas metálicas situadas a la derecha del escenario, cerca de un pequeño vestidor, y una silla también metálica a la izquierda para delimitar la zona de rescate personal del pasado del personaje -amigos, familiares..-); las fotografías y vídeos de Susana Martín; las animaciones de Javier Fuentes, y la música del mismo José Bustos, son todos elementos imprescindibles para conseguir ese espacio mental para que el espectador siga al único personaje en escena deambulando por sus recuerdos y situaciones del pasado para que lo rescaten de este presente odioso.
Son muchos los momentos mágicos del montaje y, probablemente, cada espectador evocará recuerdos personales por palabras, sonidos o gestos del actor que le remitan a los vividos por cada uno, pero yo voy a apuntar solo a dos: el de la evocación de la abuela ("vosotros cada vez más grandes y yo más chica"), y el de su tránsito por esas fiestas discotequeras que aturden, confunden ("Chimpón, Chimpón, Chimpón…!", grita onomatopéyicamente Bustos en repeticiones compulsivas y alocadas)… Un espectáculo que puede encuadrarse dentro de las delicatessen teatrales, que sabrán descubrir y degustar con verdadero placer los mayores y mejores amantes del teatro. Imprescindible.
'Igual que si en la Luna'
Dramaturgia y Dirección: José Troncoso
Actor: José Bustos
Diseño de Iluminación: Juanan Morales
Espacio Escénico: Juan Sebastián Domínguez
Vestuario: Miguel Ángel Milán
Fotografía y vídeo: Susana Martín
Espacio Sonoro: José Bustos
Diseño Gráfico: Agus Burgos
Animaciones: Javier Fuentes
Producción Ejecutiva: Kike Gómez
Ayudante Dirección: Alicia Rodríguez
Distribución: Amadeo Vañó – Cámara Blanca
Una producción de La Estampida
Coproduce: Padam Producciones
Producción apoyada por la Plataforma de Proyectos Guindalera, que acogió en Residencia su proceso de ensayos, y por la Fundación AISGE
Sala Mirador, Madrid
Hasta el 17 de diciembre de 2017