Ayer se publicaron las actas de la reunión del BCE del 24 de octubre, la última presidida por Mario Draghi. De las actas se recoge que los miembros del BCE consideran que la política fiscal debe contribuir a impulsar el crecimiento a largo plazo y a proporcionar estabilización cíclica, y que cuanto mayor sea esta contribución, antes se verán los efectos de la política monetaria en la inflación y el crecimiento.
El economista jefe del BCE dijo en la reunión que el paquete de medidas de estímulo monetario puesto en marcha por la institución monetaria en septiembre, entre ellas la decisión de volver a comprar deuda de la zona euro por un importe mensual de 20.000 millones a partir de noviembre, así como bajar el tipo de depósitos bancarios al -0,50%, habían contribuido a mejorar las condiciones financieras. Por ello propuso mantener la política monetaria sin cambios y el Consejo acordó “esperar y ver” que las medidas adoptadas en septiembre puedan surtir efecto, aunque reiteró que está preparado para ajustar todos sus instrumentos para asegurar que la inflación se mueva hacia su objetivo de forma sostenida.
Las decisiones del BCE de septiembre crearon divisiones en el seno del Consejo de Gobierno. En las actas publicadas ayer se hace un llamamiento a la unidad interna, tarea que va a tener que poner en marcha la nueva presidenta, que presidirá su primera reunión del Consejo de Gobierno el 12 de diciembre.