Sin referencias macroeconómicas de interés, los resultados empresariales y, sobre todo, el petróleo marcaron el ritmo en los mercados. Los precios del petróleo alcanzaban ayer su nivel más alto desde noviembre, después de que Washington anunciara que la próxima semana finalizarán todas las exenciones a las sanciones a la importación de petróleo iraní, una medida que presiona a los importadores para que dejen de comprar a Teherán y que reduce la oferta mundial. El lunes, Estados Unidos exigió que los compradores de petróleo iraní suspendan sus compras antes del 1 de mayo o sufrirán sanciones, lo que pone fin a seis meses de exenciones que permitieron a los ocho compradores más grandes de Irán, entre ellos China e India, seguir importando crudo iraní. Ahora, el presidente estadounidense confía en que Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos cumplirán sus promesas de compensar el vacío en los mercados petroleros. Por el momento, desde la OPEP se ha señalado que cualquier decisión de aumentar el bombeo sólo se hará si existe demanda suficiente.
La subida del precio del crudo impulsó a las acciones de las firmas energéticas, pero también tuvo su repercusión en el mercado de bonos al subir las expectativas inflacionistas. Al encarecimiento del petróleo, que hizo que los rendimientos de la deuda pública en la zona euro aumentasen a sus niveles más altos de este año, se sumaron los comentarios de un directivo del BCE, señalando que no ve ninguna razón para crear una tasa de depósitos escalonada que exima a los bancos de pagar por mantener dinero inactivo en el BCE.