Tras la reunión de la FED el miércoles, ayer le tocó el turno a otros bancos centrales de tomar una decisión respecto a su política monetaria. Horas después de que la FED recortase sus tipos, el Banco de Japón anunciaba que mantenía sin cambios su política monetaria, dejando los tipos de interés a corto plazo en el -0,1% y comprometiéndose a orientar el rendimiento de la deuda pública a 10 años alrededor del 0%.
No obstante, advertía de la posibilidad de aumentar las medidas de estímulo en su próxima reunión en octubre. Le seguían, el Banco Nacional Suizo, que también dejaba su tipo de referencia en el -0,75%, pero aumentaba el umbral de exención por encima del cual los bancos que depositan su dinero en el banco central tienen que pagar intereses, y el Banco de Noruega que incrementaba su tipo de referencia al 1,50% desde el 1,25%. Por último, el Banco de Inglaterra, cuya postura también contrastaba con la del BCE y la FED. Los nueve miembros del comité de política monetaria votaron por mantener las tipos estables en el 0,75% y reiteraron su advertencia de que abandonar la Unión Europea sin un acuerdo desaceleraría el crecimiento y elevaría los precios.
Y mientras los bancos centrales toman decisiones de política monetaria, la OCDE advertía del riesgo de entrar en una nueva y duradera fase de débil crecimiento si los gobiernos continúan dudando sobre la forma de responder. Sus nuevas previsiones reducen el crecimiento mundial al nivel más bajo desde la crisis financiera de 2008-2009.