Toda la atención está puesta hoy en la decisión de la FED, de la que se espera una rebaja de los tipos de interés por segunda vez este año. Es de prever que hasta entonces, y al igual que ayer, los inversores prefieran no tomar posiciones. El otro punto de atención continuará siendo el petróleo, si bien es cierto que tras la conmoción del lunes, ayer se vivió una jornada con algo más de calma.
La amenaza de un respuesta militar a los ataques contra las instalaciones de crudo saudíes que recortaron a la mitad la producción del reino y causaron la mayor escalada del barril en décadas ha aumentado la posibilidad de un grave impacto en los suministros globales en un mercado que en los últimos meses había estado preocupado por la menor demanda, en vista de la desaceleración económica y de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Esta semana representantes de ambos países reiniciarán las conversaciones comerciales. No hay mucho optimismo al respecto, dados los pocos progresos que ha habido en los muchos puntos de desacuerdo desde que se rompieron negociaciones en mayo.
Mientras tanto, en China resurge el temor a la deflación. Los precios de producción se redujeron en julio por primera vez en tres años, presionando con ello al gobierno para que ofrezca más estímulos a medida que la economía se debilita. Con la desaceleración de la demanda interna y externa, los fabricantes chinos están teniendo que bajar los precios para mantener la cuota de mercado, reduciendo los márgenes de beneficio y desincentivando nuevas inversiones.