Los apuntes de Ángel Arranz (II)

Miércoles 15/5/24 San Isidro. Cartel atractivo.

Perera, Ureña y Alejandro Fermín que confirma alternativa, y al que hemos visto pasar por el “Trofeo Chenel” con muy buenas maneras. A dicho certamen me niego a llamarle “Copa Chenel”. Aparentemente lleno en los graderíos.
Desfilan por toriles, seis “ejemplares” muy desiguales. Hay dos “zambombos”, dos anovillados y dos guapos en trapío pero feos cuando entran a los “trapos”. Toros sosos, mansurrones, deslucidos, blanditos, parados y viejos es el resultado que ofrecen los toros de “El Parralejo”. La ilusión del casi nuevo ganadero por los suelos. Ojo, de las decepciones también se pueden aprender lecciones.

Perera demuestra su poderío y veteranía en el transcurso de la tarde… aunque sigue “pecando” de faenas de largometraje y repetitivas. Ureña con la responsabilidad, entrega y pundonor que le caracteriza, pero con un lote que no colabora para el toreo moderno ni el toreo eterno. Alejandro Fermín, con una trayectoria tan meritoria como adversa, tampoco tiene un mínimo de suerte en sus toros para cumplir sueños. Ánimo torero.
Ojo, los toreros y los toreos son derivados de los toros, y con toros mediocres, o menos, no hay auténtica emoción-función. Destacar dos pares de banderillas de “ElFini”.

Jueves 15/5/24. Aunque se ven algunos asientos sin ocupar se pone el “no hay billetes” en las taquillas.

Los seis toros de V. del Rio, dejaron una imagen tan fantasmagórica como moderna… respecto a una corrida solemne.
El primero no pasa de aspirante a toro para Las Ventas. El segundo provoca un susto a Manzanares en los primeros tanteos de la lidia. Rufo, necesita un éxito y corta una oreja a su primero. Esos tres matices y las precauciones por el airecillo marcan el rumbo del festejo.
Toros desiguales en casi todo. Casi negados para los capotes, irregulares en varas, mejores en banderillas y tres llegan con cierta calidad y escasa fuerza a la muleta.
Parece que los ganaderos, equivocadamente, “fabrican-prefabrican” toros solo para la “pañosa”. La verónica y el tercio de varas… son tan emocionantes, o más, que los naturales más excelsos. Castella, en su segundo, empieza con pundonor y emoción, el toro va a menos y finaliza con un arrimón como si de un toro y de una faena de triunfo se tratara. Petición de oreja.

Manzanares con la muleta en su primero anda con empaque y elegancia… y con ventajitas y a distancia también. Minoritaria petición de oreja. En el segundo ni eso. Rufo, en el último de la función, por sus dudas y las del toro… no consiguen redondear la tarde. Ojo, con esta misma corrida, y con estas mismas faenas se cortan cuatro-cinco orejas y salida a hombres en casi todas las plazas del mundo-mundial. La mayoría del público es profano en toros, toreros y toreos. Sí, dentro y fuera de la plaza, los taurinos y los anti taurinos están-estamos en medio de una confusión tan fantasmagórica como ¿moderna y vanguardista? ¿Somos correctos o incorrectos? Lo mejor de la tarde lo protagonizan varios toreros de plata y un par de banderillas de museo a cargo de Fernando Sánchez.

Viernes 17/5724 Lleno ídem que el de Ayer

Bien armados y presentados los toros de La Quinta. Y además con pelaje amenazador y gris como los de Albaserrada. Toros duros, quizá pasados de edad, de escaso recorrido, tirando derrotes sin piedad. Toros más sosos que sabrosos y con mucho sentido. En general tuvieron mérito los toreros de oro, los de plata y los del castoreño. Perera, se va cerca de toriles a recibir a su primero. Las veces que han ido las grandes figuras del toreo clásico a porta gayola se pueden contar con los dedos de una mano o han sido excepcionales… y menos en su primer toro. Perera, como siempre, anda toda la tarde ambicioso, poderoso, pundonoroso. Es un maestro en su concepción del arte de torear. Hay pasajes contundentes y hay pasajes recurrentes. Su segundo lo brinda entre palmitas y pititos al primer líder crac-bluff de la oposición política. Líder influyente muchos años en la Galicia con menos festejos taurinos de su historia…y lo que pudo haber sido un éxito de oreja se queda paseando una vuelta al ruedo entre silencios y aplausos. Hoy también hay aviso antes de coger la tizona. ¿Hoy… hay en el ruedo y en la barrera equívocos y gafes?

El estilista y fino torero Ginés Marín anda con más precaución que convicción con el peor lote. No, no han sido sus toros ni su tarde. Es Emilio de Justo, el que protagoniza lo más serio, sobresaliente y solemne de todo lo que va de feria, y de lo que queda… seguramente también. Emilio, brega, lidia y torea acorde con lo que exige un toro bravo y encastado. Hay unidad y criterio en toda su actuación. El toro se crece en varas. Llega agresivo a la muleta. Emilio domina y manda desde los primeros muletazos. La faena, es de compromiso y pasional y va a más con pases, pasos y poses certeras. El sexto sentido del toro le pega una voltereta para herirlo de gravedad dos o más veces.

El torero se recupera síquicamente casi al instante. Le da una tanda de naturales clásicos y otra de frente con máxima estética, ética y épica y con adornos de categoría. Si el toro cae pronto sale a hombros clamorosamente por la Puerta Grande. El toro lo ha brindado al público-pueblo que le ovaciona de pie cuando da la vuelta al ruedo. Si hubiese cultura taurina cabal y fetén tendría que haber dado tres vueltas al ruedo. El toro se llama “Periquito” y ha resultado ser un grandioso pavo real.

Domingo 19/5/24 Tarde con fresquito y vientecito llevaderos.

Casi 21.000 espectadores según la empresa. No sé, si casi llenan los graderíos la leyenda de Miura… o el misterioso “marketing-obsequio” de la empresa y el sistema. Tres valientes y sus cuadrillas desfilan por el ruedo. El español Rafaelillo; el colombiano Juán de Castilla… que es del barrio Castilla de Medellín y el venezolano Jesús Enrique Colombo. Rafaelillo viene de lidiar una de Victorino ayer en Osuna. Castilla viene de cortar una oreja esta mañana en Vic-Francia a un bravo toro de Pagés Mailhan. Tienen pocos contratos en el trascurso de la temporada y hacen el paseíllo dos veces en pocas horas. ¡Que… buena-mala suerte la de muchos toreros!

En los toros de Miura, hay dos tan anovillados como bien armados, Hay dos con estampas de los toros que adornaban la revista La Lidia a finales del siglo XIX y hay dos toros estándar… como la mayoría de toros actuales. A la corrida, la quitas la sicosis que produce la legendaria divisa y se queda en una corrida casi del montón. Toros más blandos que fuertes, más noblecitos que bravos, más gordos que flacos, tres sobrepasan con creces los 600 kilos, más sosos que sabrosos. Regulares y también irregulares en varas. Los dos más aptos llegan a la muleta de Colombo con posibilidades de éxito. El venezolano anda con más voluntad que acierto en sus atléticas intervenciones.

El primero de Rafaelillo, llega a la muleta en plan toro de Guisando…no se mueve ni con los estallidos de las bombas letales que matan niños y caen en Ucrania o Cisjordania. El segundo tampoco se presta al lucimiento. Juan de Castilla está correcto y por encima de los toros de su lote toda la tarde… teniendo en cuenta lo poco que se viste de luces. Maneja con soltura y acierto capote, muleta y acero. Parece más un buen y sobrio torero castellano nuevo o viejo… que otro torero más del bullicioso toreo caribeño.

Los toros de Miura, en conjunto, han decepcionado. Lo destacado de la tarde han sido dos imágenes añejas. Una el toro que salta al callejón limpiamente dos ves y hace otros dos amagos de saltar causando pánico en el callejón y asombro en los tendidos. Dos, el público reconoce y premia con ovaciones dos estocadas de Rafaelillo y Juan de Castilla tan meritorias como fulminantes. Y salimos de la plaza con sensaciones de saberes y sabores agridulces.