No todo fueron buenas palabras y gestos amistosos en la sede socialista madrileña en la noche del domingo, cuando se conocieron los resultados de las primarias entre
Tomás Gómez y
Trinidad Jiménez.
Cuentan las crónicas internas que, en la antesala del despacho de Gómez, y ante algunos alcaldes y secretarios generales de agrupaciones, la ministra de Sanidad se jactó de haber ‘arañado’ tantos votos por aquí, tantos por allá... La cosa llegó a un punto tal que el alcalde de Pinto, que allí estaba, advirtió a Jiménez: “Oye, que a mí no me has arañado nada”. Jiménez entendió el mensaje, dicho con rostro severo –en efecto, en Pinto no ‘arañó’ votación significativa--, y regresó a su famoso talante conciliador y educado.
Lea también: