“Se produjo un enfrentamiento durísimo con ‘Thierry’, lo que supuso el final del proceso negociador”. Con estas palabras, un alto cargo conocedor de las conversaciones con ETA refería a los autores de este artículo –aunque dejando el nombre implícito- la labor de
Juan Manuel Gómez Benítez como representante del Gobierno en las negociaciones con la banda terrorista ETA en la primavera de 2007.
La cita viene al caso porque en la tercera y última reunión que los representantes gubernamentales mantuvieron con los mandatarios de ETA –hacia mayo de 2007- la ruptura fue total. Por parte de ETA, a esta reunión sólo asistió
Francisco Javier López Peña, alias
“Thierry”, mientras que en nombre del Gobierno actuaron el ex fiscal general del Estado,
Javier Moscoso, el ahora miembro del CGPJ
Juan Manuel Gómez Benítez y un tercer nombre que por el momento no es posible citar.
El propio Gómez Benítez, al ser preguntado por uno de los autores de este artículo sobre los pormenores de esa reunión, respondió de esta forma:
“Pero, eso, ¿cómo lo sabéis? Es secreto de Estado”. El ‘secreto de Estado’ se ha revelado este domingo en las páginas de
El Mundo –en un artículo firmado por
Ángeles Escrivá- con la trascripción de uno de los papeles incautados a ETA, en el que puede leerse:
“José Manuel Gómez Benítez. Catedrático de la UCM. Dpto. de Derecho Penal, Facultad de Derecho, ciudad Universitaria S/N. E-28040. Madrid”; además de estos datos, el documento contenía la dirección de su correo electrónico y, acto seguido, una fecha: 2006/09/26 (sic).
“Entre los documentos incautados a ETA en los últimos meses en Francia se ha hallado esta referencia al entonces abogado del PSOE, actualmente miembro del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). La fecha determina el día exacto en el que, según la banda, este jurista empezó a formar parte de la negociación entre el Gobierno y ETA”, escribe Escrivá en
El Mundo.
Efectivamente, Gómez Benítez fue el tercer representante del Gobierno de
Rodríguez Zapatero en la mesa de contactos con la banda ETA junto al presidente del Partido Socialista de Euskadi (PSE),
Jesús Eguiguren, y al ex fiscal general del Estado,
Javier Moscoso. Pero aún hay un cuarto nombre gubernamental que se sentó en esa mesa en la primavera de 2007, y aún hay otros dos nombres más –muy vinculados ambos a Zapatero- que aún no se han hecho públicos y que participaron en el proceso, bien estableciendo contacto con etarras en Cuba, bien preparando diplomáticamente citas en países europeos, como en Suiza y Noruega, y más tarde en Dinamarca.
El control de Pérez Rubalcaba
En contra de todo lo afirmado -se han escrito ríos de tinta-,
Diariocrítico ha podido confirmar que las negociaciones Gobierno-ETA como tales no comienzan efectivamente hasta los primeros meses de 2007: previamente, durante 2006, había habido varias reuniones, sí, pero en las que participó
Jesús Eguiguren en nombre del Partido Socialista de Euskadi; es decir, sin ‘acreditación’ gubernamental. Sólo cuando el proceso se tuerce –en octubre de 2006- es cuando el Gobierno, dentro de un plan establecido pero que ya iba con retraso, decidió incluir a Gómez Benítez y al ‘cuarto hombre’ al que nos referimos y que aún queda por desvelar.
La presencia de Gómez Benítez en la negociación con ETA tuvo que ver con el hecho de que fuera uno de los hombres de confianza del ministro del Interior,
Alfredo Pérez Rubalcaba –quien estaba plenamente informado de la mesa con Batasuna a través de
Rodolfo Ares, pero que también quería estarlo en las conversaciones con ETA, ya que no se fiaba de Eguiguren-; con el hecho de que Gómez Benítez había sido el abogado del PSOE en diversos casos, y con el hecho final de que también era abogado y amigo íntimo de
Baltasar Garzón, el juez que mostró una perfecta sintonía con la estrategia del Gobierno de Zapatero en ese periodo de negociación con ETA.
Según diversas fuentes consultadas por
Diariocrítico, cuando Gómez Benítez fue incluido en la ‘mesa con ETA’, el proceso ya estaba ‘amortizado’ por Rodríguez Zapatero –se produjo entonces el atentado contra la T-4 madrileña, lo que abortaba cualquier negociación como tal con la banda terrorista-, aunque Zapatero siguió con la mesa con ETA a petición del entonces premier británico
Tony Blair.
Además, estaba la implicación de la Fundación Henry Dunant: en las conversaciones entre Eguiguren y ETA las reuniones fueron coordinadas por
Martin Griffiths, el director de la organización no gubernamental, al igual que otro hombre de la Henry Dunant,
Julián Hottinger, fue el representante de la Fundación en las negociaciones que mantuvo el Gobierno de
José María Aznar con ETA en 1998.
Las negociaciones Gobierno-ETA
Como decimos, las conversaciones como tal del Gobierno con ETA no se produjeron hasta 2007: las varias docenas de reuniones a través de tres citas concretas que mantuvo Eguiguren con ETA a lo largo de 2006 no se computan como ‘gubernamentales’, porque Eguiguren, a pesar de presidir el Partido Socialista de Euskadi, no contaba con el reconocimiento oficial como ‘interlocutor del Gobierno’.
Así las cosas, cuando Zapatero, convencido por Tony Blair, decidió hablar de forma oficial con ETA –todo ello, insistimos, después del atentado de la T-4 de Barajas-, se produjeron tres reuniones con los etarras, a las que asistió por parte del Gobierno Gómez Bermúdez, junto a Moscoso y al ‘tercer hombre’. Eguiguren ya no estaba en estos contactos.
La primera de esas reuniones estuvo lideraba por
José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, alias
“Josu Ternera” (Miravalles Ugao, Vizcaya; 24 de diciembre de 1950), el etarra que había propiciado las conversaciones Batasuna-PSE-PNV y quien se había reunido varias veces Suiza y Oslo con Jesús Eguiguren a lo largo de 2006. Parecía entonces que
“Josu Ternera” mantenía aún algún tipo de control en ETA, a pesar del atentado de la T-4.
Sin embargo, la segunda reunión ‘oficial’ con los mandatarios gubernamentales estuvo ya comandada por “
Josu Ternera” y
Francisco Javier López Peña, alias “
Thierry”, un duro entre los duros, lo que auguraba que las cosas podrían ir francamente mal.
La tercera reunión, y definitiva, estuvo dirigida por parte etarra exclusivamente por Francisco Javier López Peña,
“Thierry”. Los representantes gubernamentales se miraron: las cosas no podían ir peor. ¿No podían? Fueron mucho peor: en esta reunión se produjo tal enfrentamiento entre
“Thierry” y Gómez Benítez que a punto estuvieron de llegar a las manos. Y ahí se acabo la historia.