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Zapatero acusa de “desleal” al PP por bloquear la conferencia de presidentes

La Conferencia de Presidentes acaba en 'guerra', como era de esperar

> Los populares se abstuvieron en el documento sobre economía y empleo
> ZP: “Hay una serie de comunidades que han dicho: ‘Yo no me mojo, yo me lavo las manos’”.
> Camps achaca la falta de acuerdo a la 'intransigencia'

lunes 14 de diciembre de 2009, 20:43h
“[Los presidentes del PP] No se responsabilizan con el Gobierno de España en la lucha contra el paro y por la recuperación económica”. Es la valoración del presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, de la IV Conferencia de Presidentes que ha terminado sin acuerdo y con dos bloques muy diferenciados: las autonomías gobernadas por el PSOE y sus socios y las gobernadas por el PP. El Gobierno no consiguió aprobar por dos tercios un documento sobre economía y empleo para el que había aceptado algunas propuestas del PP, porque, sometido a votación, los populares se abstuvieron: 12 votos a favor y 8 abstenciones. “Hace falta más lealtad y madurez institucional con España”, dijo, enérgicamente y como resumen, Rodríguez Zapatero.

Zapatero no quería salir de la IV Conferencia de Presidentes con la sensación de un fracaso y aceptó todos los puntos del ‘decálogo’ presentado por los presidentes autonómicos del PP, con la excepción del punto segundo, relativo a la reforma laboral. No fue suficiente. El PP se cerró en banda y Zapatero, antes que un fracaso, prefirió alargar las discusiones en el Senado.

A pesar de la oposición, ZP ha conseguido sacar un texto con la abstención del PP. Llegados a un punto muerto, el presidente de Navarra, Miguel Sanz, de UPN abandonó la reunión hacia las 20.00 horas y se fue a Pamplona: “Aquí ya no puedo hacer nada”, dijo. Moncloa avisó a la Casa Real de que Zapatero llegaría tarde a la recepción al presidente vietnamita en el Palacio Real. Al final, Zapatero consiguió aprobar por 12 votos a favor –comunidades regidas por socialistas y sus ‘socios’- frente a 8 abstenciones –las del PP- un ‘documento de consenso’.

“No se responsabilizan con el Gobierno de España contra el paro”

“Hace falta más lealtad y madurez institucional con España”, diría al final Zapatero en una rueda de prensa como colofón de toda la jornada. “Hoy se ha trabajado mucho, pero la cuestión es la [falta de] voluntad política”, dijo más tarde, y aún añadió que “hay una serie de comunidades que han dicho: ‘Yo no me mojo, yo me lavo las manos’”.

Zapatero alabó el documento consensuado, del que dijo que “el camino para resolver los problemas está fijado y nos vamos a comprometer hasta las últimas consecuencias”. Es decir, que haga lo que haga el PP en las comunidades donde gobierna y a pesar de que sus dirigentes “están inéditos” en capacidad de arrimar el hombro, “el Gobierno hace suyo el documento y va a poner todo lo que esté a su alcance para llevarlo adelante”, dado que “el Gobierno considera que es un documento válido, positivo”.

La frase definitiva, sin embargo, fue ésta: “Con mayor o menor ayuda de los presidentes del PP, ¡claro que vamos a ganar la recuperación económica”.

Una batalla perdida

Era un hueso demasiado duro de roer, aunque el Gobierno ha intentado hasta última hora llegar a un acuerdo total, o a una base que permitiera a Rodríguez Zapatero capear la IV Conferencia de Presidentes, primera a la que estaban invitados los agentes sociales. Los presidentes autonómicos del PP, apiñados en la posición fijada el pasado viernes con el presidente nacional, Mariano Rajoy, no cedían un ápice. La reunión se iba al traste. Zapatero, que había incorporado a su vicepresidenta segunda y ministra de Economía, Elena Salgado, desairando, por tanto, al urdidor de esta Conferencia, Manuel Chaves, quería un acuerdo. O, al menos, una declaración de principios consensuada con el principal partido de la oposición.

Pero las posiciones estaban claras desde la sesión matinal, en la que el gallego Alberto Núñez Feijóo y el riojano Pedro Sanz pusieron los puntos sobre las íes en una rueda de prensa conjunta: no se podía presentar una Conferencia como lo había hecho el Gobierno. Auguraba un mal desenlace, dado que, al documento presentado por el Ejecutivo para su debate y aceptación, el PP respondió con su famoso decálogo de medidas económicas.

La ruptura llegó a media tarde

A media tarde, y dado que no había acuerdo sobre el documento gubernamental, Zapatero decidió incluir en su propuesta sobre economía y empleo nueve de los diez puntos presentados por los populares, pero no así el relativo a la reforma laboral, que textualmente decía: “Promover, en el marco del Diálogo Social, una reforma laboral similar a la acordada en 1997, que tenga como objetivo prioritario la creación de empleo y en especial el fomento de la contratación indefinida bonificando las cotizaciones de los nuevos contratos la introducción de reformas legales necesarias para eliminar la dualidad del mercado de trabajo, y la reforma de la negociación colectiva”.

Era un punto básico para el PP, que reivindica una reforma laboral que tiene todos los visos de plantear una flexibilización fundamental del mercado de trabajo, incluyendo la vieja aspiración de la patronal: si no el despido libre, sí el abaratamiento del despido. Ahora bien, ese punto ha sido considerado como ‘innegociable’ por los presidentes autonómicos del PP.

Una de las intervenciones más ilustrativas al respecto fue la de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, quien dijo que el PP no podía aprobar el documento que presentaba Zapatero porque parecería que le daba un aval a la política económica del Gobierno. Zapatero agradeció así la sinceridad de Aguirre: “Se lo agradezco a la presidenta de la Comunidad de Madrid, que ha sido extremadamente sincera”, dijo, al final, en una rueda de prensa a las 21.00 horas a la que compareció con semblante enérgico, evidentemente contrariado y acusando de ‘deslealtad’ y de ‘inmadurez institucional’ al principal partido de la oposición.

Hacia las ocho de la tarde, cuarenta y cinco minutos después de la hora en la que las previsiones oficiales querían dar por finalizada la reunión de presidentes, y ante el giro de los acontecimientos, el presidente navarro, Miguel Sanz, abandonó la reunión, señalando que se había llegado a un punto muerto. Como se sabe, Sanz, de UPN, no está ya en la órbita del PP desde que el partido de Rajoy y los regionalistas navarros rompieran por el debate sobre los Presupuestos Generales del Estado del pasado año. Sanz salió de la reunión y se fue tranquilamente hacia Pamplona.

Un documento de consenso

Previamente, el Gobierno planteó una votación en base a un documento, que presentaba a los presidentes como de ‘consenso’, que en realidad se basaba en el suyo propio más los 9 puntos contenidos en la alternativa del PP, con la excepción del ya comentado punto 2º, el de la reforma del mercado de trabajo. Zapatero no podía ganar esa votación al no conseguir el apoyo de dos tercios necesario, según el Reglamento de la Conferencia aprobado en la sesión de la mañana.

Ante esa situación, y para evitar que se levantara la Conferencia con un rotundo fracaso, el presidente de Canarias, Paulino Rivero, de Coalición Canaria, solicitó diez minutos de receso para intentar convencer a los presidentes del PP –partido, por cierto, con el que Rivero gobierna en las Islas- para que aceptaran un documento de mínimos. Finalmente, las comunidades gobernadas por el PP se decantaron por la abstención: fueron Madrid, Valencia, La Rioja, Galicia, Murcia, Castilla y León y las ciudades de Ceuta y Melilla.

Por parte socialista, en una intervención calificada como ‘muy sensata’ por otros representantes autonómicos –como el cántabro Miguel Ángel Revilla-, el lehendakari vasco, Patxi López, pidió a los populares que reconsideraran su posición, argumentando que no es lógico que en Euskadi, con una problemática tan peculiar, PP y PSOE hayan llegado a un acuerdo y en Madrid no sean capaces de consensuar un documento de mínimos.

La contrariedad de Zapatero era fácilmente entendible: el Gobierno había aceptado el 90 % de las propuestas del PP en materia de economía y empleo y el 80 % en materia de agricultura y pesca. La abstención que le ‘regalaron’ los populares al presidente del Gobierno tiene una lectura inequívoca: Zapatero no puede contar con ellos para la política económica que plantea en la Ley de Economía Sostenible. “Es triste y lamentable que no se tenga una alta visión política”, dijo Zapatero, antes de añadir el colofón: “No se quería dejar [el PP] que saliera de esta Conferencia de Presidentes la palabra ‘acuerdo’. Están en su derecho, pero no es consecuente con el país”.

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