Folgueira indicó que en el andén le pareció reconocer a varias personas ya que acababa de ver un tríptico que le habían enviado por Internet con los terroristas más buscados. Según declaró posteriormente ante la policía, donde efectuó una segunda identificación, se trataba de los etarras Harriet Aguirre, Josune Oña y una tercera mujer más, también relacionada con la banda terrorista.
Explicó que una de las mujeres se le quedó mirando y le sonrió, mirando un lazo negro que portaba. El grupo subió al tren junto a la testigo y pudo verles durante todo el trayecto hasta alcanzar la estación de Chamartín, donde Folgueira descendió del convoy.
La testigo concretó que "uno de ellos", una de las chicas, incluso se acercó en una ocasión a un policía nacional para preguntarles algo.
Por su parte, el abogado Carlos Alberto Tejeda, declaró ante el tribunal que en febrero o marzo de 2002 se reunió en la cárcel de Villabona a petición de unos clientes con José Ignacio Díaz Fernández, conocido como "Nayo", uno de los imputados en la denominada Operación Pipol, conocido del acusado José Emilio Suárez Trashorras.
En aquella reunión "Nayo", que concretó que quería beneficios procesal a cambio de la información, indicó que Suárez Trashorras manejaba elevadas cantidades de explosivo y que, de hecho, disponía de "500 kilos escondidos en una montaña" y que estaban "destinados a ETA".
Agregó que "Nayo" le dijo además que por encargo del ex minero había llegado incluso a realizar viajes a Francia para introducir armas en España para esta banda terrorista. Tejada explicó que se puso en contacto con el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, que tomó nota.
Posteriormente supo por el fiscal que la Guardia Civil visitó a "Nayo" en prisión y éste indicó a los agentes el monte exacto donde se encontraban los explosivos, aunque la amplitud del terreno hizo imposible revisarlo.