Perdón por la pregunta, pero... ¿por qué ahora?
jueves 16 de abril de 2015, 21:28h
Aunque media España se alegra de ver a Rodrigo Rato pisar
los calabozos y la otra se echa las manos a la cabeza, la verdadera novela de
intriga está en los días previos a la detención del ex vicepresidente del
Gobierno, ex director del FMI y ex presidente de Bankia. Desde luego, la
secuencia de los hechos induce a pensar en conspiraciones dignas del Juego de
Tronos que tanto gusta a Pablo Iglesias. En 'un país de cuento', como dice José
Mota, este artículo pretende pecar conscientemente de ingenuidad para ponerse
en la piel del ciudadano que enciende la tv y empieza tener serios problemas
para distinguir entre ficción y realidad.
Primero. Alguien filtra que Rato se ha acogido a la amnistía
fiscal precisamente ahora. ¿Por qué? ¿Las elecciones a un mes vista? Ojalá
fuera tan fácil.
Segundo. Estalla el escándalo. El PSOE acosa a Cristóbal Montoro,
pide su dimisión, etcétera. Se empiezan a conocer más detalles. Se habla de
dinero relacionado con los negocios de la familia de Rato.
Tercero. Apenas 48 horas tras saltar la noticia se produce
la detención y se revela que se trata de una investigación abierta en un
juzgado de Madrid a instancias de la fiscalía y se mencionan al menos tres
delitos. Un auténtico récord mundial de eficacia...
Acabáramos... Resulta que había una investigación abierta, o
eso se supone, que ha tenido que actuar más o menos de urgencia para evitar la
destrucción de pruebas. La realidad es que Rato ha tenido tiempo suficiente
para hacerlo, así que no parece una razón de peso salvo que el interesado haya
sido tan torpe como para en su situación actual viajar a Suiza en varias
ocasiones y a la vista del respetable, seguir con el presunto chanchulleo
financiero del que se le acusa y pensar que nadie se iba a dar cuenta.
Pensándolo mejor y a la vista de cómo funciona este país,
tampoco habría que descartarlo. La vida te da sorpresas.
La filtración de la noticia, por tanto, puede ser desde sólo
eso, una exclusiva y de las buenas, o además de 'eso' formar parte de una
estrategia policial para forzar al 'sospechoso' a mover pieza. Que lo contase
el propio Rato parece improbable. Más aún que sea una prueba de que el Gobierno es "implacable" como dice el ministro de Justicia, salvo que Rafael Catalá quiera que el PP pierda las elecciones, claro, aunque algunos piensen lo contrario y que les beneficia.
Sea como sea, la pregunta ¿por qué ahora? es pertinente y aclararía
muchas cosas. Al menos satisfaría el
insano placer que sentimos todos los periodistas con las historias ocultas de
las noticias.