Sacyr, más listos que nadie
viernes 03 de enero de 2014, 12:11h
Sacyr
Vallehermoso hace muchos años que se comporta como una arribista cercana al
poder con más trampas que una película de chinos. Su historia hiede y no es la
primera ni la segunda ni la tercera vez que se ve envuelta en macro escándalos:
ahí está el tufo de su intento de golpe de estado a la francesa Eiffage que
supuso (otra vez) la imputación judicial de su entonces presidente el murciano
del Rivero. O el engaño contractual a Pemex (Petróleos de México) para
traicionar a Repsol o su intento de salvar el culo (¡con 19.000 millones de
euros de deuda!) vendiendo su 20% en la petrolera española a la rusa Lukoil.
Estos
tipejos también están manchados por Gürtel, envueltos en sucios manejos con las
adjudicaciones de las contratas públicas de Toledo (imputación del juez Ruz
por una comisión de 200.000 euros a cambio de la contrata municipal de basura)
o la gestión del cesado y expulsado con oprobio expresidente de la cosa Luis
del Rivero que, entre otras felonías, acumula en su expediente el haber
comprado 5 millones de euros en YPF tras la expropiación argentina contra
Repsol (recordemos que del Rivero era vicepresidente de Repsol) cuyo valor en
la NYSE 20 meses después ronda los 15 millones. Si es que la crisis, como la
risa, va por barrios.
Del
Rivero es expulsado de la presidencia de Sacyr (nótese que el apellido
Vallehermoso ha ido desapareciendo: su toxicidad es conocida) y le sucede su
ahora ex amigo Manuel Manrique que lleva dos años apagando los fuegos
locos del Nerón de Murcia entre los que se encuentran barbaridades como la
deuda de 5.000 millones para hacerse con el control de Repsol que les ha
supuesto a los accionistas de Sacyr la tontería de 2.500 millones de pérdidas.
Vamos, que el tonto de Murcia pagó duros por perras chicas.
Del
Rivero, un experto en incrementar su propio patrimonio, tomó decisiones tan
desastrosas como el aeropuerto de Murcia (otro fiasco para Sacyr que le ha
supuesto una demanda de 3.000 MM de € por el gobierno de la ciudad autónoma ) y
la medallita en el pecho antes de largarse que fue hacerse con la licitación
para ampliar las esclusas del canal.
Sacyr
se hizo con la licitación panameña: batió a Acciona/FCC/ACS que presentó una
oferta de 5.500 MM de € y a la estadounidense Bechtel con una de 4.300. Sacyr,
más chula que nadie, ofreció construirlo por 3.200 millones, un 5% por debajo
de lo solicitado en el pliego oficial de condiciones y, con chulería más propia
de tahúres que de empresarios cabales, llegó a decir que el adjudicatario se
había equivocado y hecho mal los cálculos y que por eso ellos, Sacyr, los más
listos del mundo mundial, podían hacer la obra por menos aún de lo que
consideraba Panamá.
Bechtel
declaró que no entendía cómo era posible semejante estructura de costes en una
empresa europea y, menos aún, en una española habida cuenta de que los costes
laborales de entonces no eran los de ahora: entonces todavía no había llegado
al gobierno Destroyer Rajoy. Por aquel entonces, un amigo de una gran
constructora y responsable del área andina, me dijo que la cosa se reducía a un
truco tan viejo como poco operativo en este tipo de contratos: se gana tirando
los precios y luego se negocia un incremento de presupuesto porque casi siempre
al contratista le resulta más costoso volver a licitar el proyecto que tragar.
En este caso, además, se añade el problema de que Panamá supone el 20% del
tráfico marítimo mundial y que cada día de retraso supone muchos millones de
dólares en términos de coste de oportunidad. Por supuesto, Sacyr declaró como
beneficios durante el 2013 y ante la CNMV los sobrecostes de las obras del
canal a pesar de la negativa oficial de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP)
a aceptar tales sobrecostes. El mensaje de Sacyr al parquet y al regulador fue
"todo va bien en Panamá".
Ahora
van a entrar en juego los gobernantes. Te hago una apuesta: cuánto va a que
acabamos pagando nosotros, los españolitos, los 1.600 millones de marras.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
25739 | pascuamejia - 04/01/2014 @ 19:04:13 (GMT+1)
La deriva putrefacta en la que parece haber caído el país y nuestra sociedad quién sabe desde cuándo (¿los 90?) muestra una manera chapucera de moverse dentro y fuera de casa, en los negocios y en la cocina; con los empleados y los vecinos, los competidores y los clientes. Sacyr es un nido de víboras nada éticas y muy corrompidas. En Panamá me dijeron el año pasado "los españoles vinieron enm el xvi y se llevaron el oro. Ahora vuelven por la "plata"". feliz año y gracias por leer.
25737 | kroker - 04/01/2014 @ 12:40:04 (GMT+1)
Rivero es el paradigma (o uno más) de los empresarios nacidos, criados y ensolerados a la sombra del pelotazo. Da igual quién esté en el poder, pues PPSOE se comportan de la misma manera. De todos es sabido, que los concursos públicos mayormente ya llevan el nombre del adjudicatario y sino casi. Así cualquiera (bueno cualquiera no, sólo los bien relacionados y con amiguetes) se hace empresario de éxito (Trama Gürtel por ejemplo). El problema es cuando los trucos y trapisondas empleadas dentro de nuestras fronteras no valen fuera, y claro, se estallan como globos a poco que tengan el mínimo percance.
Hace años, ya tuve oportunidad de conocer como la gasta esa mercantil o sus filiales más bien, pero a pesar de sus abogados de postín, las costas que eran para mí, fueron bastante jugosas. Las marrullerías y las trampas puede que en España den resultados, donde por otra parte la libre competencia en el mercado es más un brindis al sol que otra cosa. Los acuerdos colusorios, los oligopolios etc., están ahí y nadie hace nada por acabar con ellos. Normal, después del mandato les espera una cómoda poltrona de consejero en esas empresas.
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