El misterioso caso de Amy Martin
miércoles 23 de enero de 2013, 17:09h
Llevo más de treinta y cinco años ejerciendo
como periodista y me atrevo a decir que sé quienes son buena parte de
los periodistas de nuestro país. A unos les conozco personalmente, a
otros les he leído o escuchado en la radio o visto en la tele, de otros
tengo referencias. Vamos, que cualquiera que ejerce el periodismo se
sabe el quién es quién de nuestra profesión. Pero mire usted por donde
resulta que hay una periodista, de nombre Amy Martin, absolutamente
desconocida, que es la mejor pagada de España y de buena parte del mundo
mundial. A la tal Amy le pagan nada menos que tres mil euros por
artículo, cifra fuera de la órbita de cualquier periodista español por
mucho renombre que tenga. Pero no solo español, mis colegas franceses,
británicos, alemanes o incluso norteamericanos tampoco cobran tres mil
euros por artículo. ¡Ya nos gustaría!.
Se preguntaran ustedes qué tienen de especial los artículos de Amy
Martin y la verdad es que no puedo responder porque ya digo que no
tengo la más mínima idea de quién es o quién se oculta tras ese nombre, y
mucho menos he leído ninguno de esos artículos que al parecer escribe
para la Fundación Ideas, una fundación del PSOE que dirige Carlos Mulas y
que según las informaciones de El Mundo podría ser el verdadero Amy
Martin, pero vaya usted a saber.
Pero vamos, la tal Amy Martin debe de ser la bomba, porque lo
mismo escribe sobre el cine en Nigeria que sobre la felicidad. Desde
luego, es para nota lo de escribir sobre el cine nigeriano. Al parecer,
la supuesta colega Amy Martin no se anda con vulgaridades, nada de
escribir sobre el cine que produce Hollywood o del cine europeo, eso
está al alcance de cualquiera. En cuanto a escribir sobre cómo se mide
la felicidad, comprenderán ustedes que ni Sigmun Freud.
A la Fundación Ideas le debe sobrar el dinero, ese dinero que
religiosamente pagamos los ciudadanos con nuestros impuestos. Y digo que
le debe de sobrar porque pagar tres mil euros por artículo como mucho
lo puede cobrar un premio Nóbel o una personalidad de relieve mundial.
En un momento en que los despidos en los medios de comunicación se
han convertido en el pan nuestro de cada día, y en que la mayoría de
los periodistas con un poco de suerte llegan a mileuristas, nos
encontramos que la Fundación Ideas tiene contratada a una misteriosa y
desconocida periodista a la que paga a tres mil euros la pieza.
Bueno, a lo mejor Amy Martin no es desconocida, es la hermana,
prima, sobrina de algún dirigente del PSOE. Porque ya sabemos que en
esas Fundación contratan a sus familiares porque como ha dicho Soraya
Rodríguez "es legal y moral" y además nadie es más de confianza que la
propia familia. Así que a la noticia de que los familiares de varios
dirigentes de la Ejecutiva del PSOE tienen sustanciosos contratos con la
Fundación Ideas ahora se une otra revelación de el diario El Mundo, que
nos cuenta que, además, pagan a precio de oro o de caviar los artículos
de la desconocidísima Amy Martin. O sea para echarse a llorar.
A la portavoz socialista Soraya Rodríguez le parece normal eso de
contratar a familiares a cuenta de lo que reciben del erario público. Y
sin duda será legal pero desde luego no es moral. Como no lo es que en
el ayuntamiento de Madrid haya doscientos asesores que ¡casualidades de la vida! son familiares de dirigentes del PP. Ya
ven, en esto de colocar a la familia no hay diferencias entre PP y PSOE,
que defienden que es legal sin que se les caiga la cara de vergüenza ni
a los unos ni a los otros.
Las Fundaciones de los partidos se financian con dinero público,
dinero que sale de los impuestos de todos, y me pregunto yo si no ha
llegado la hora de que los partidos empiecen a ahorrar empezando por sus
Fundaciones. ¿De verdad son imprescindibles? ¿Qué es lo que están
aportando? Por no ir más lejos, yo no veo la utilidad de la Fundación
Ideas, aunque ya comprendo que para los familiares de algunos dirigentes
socialistas que cobran de dicha Fundación la utilidad es total.
Verán a mí me parece urgente que todas las instituciones que
reciben dinero del Estado tengan un exhaustivo control por parte de la
Intervención del Estado que haga imposible casos como los de Amy Martin
por no ir más lejos. A los ciudadanos nos comienza a resultar
insoportable lo pródigos que son los políticos con el dinero ajeno, es
decir con el dinero de nuestros impuestos.
Lo siento por la tal Amy Martin pero no está el país para que una
Fundación que se financia con dinero público esté pagando sus artículos a
tres mil euros mientras miles de periodistas pierden sus puestos de
trabajo y los que aún los conservan ya digo que no llegan ni a
mileuristas. ¿Qué tiene de especial Amy Martin? ¿Existe? Cherchez la
femme que dicen los franceses.