martes 12 de febrero de 2013, 08:47h
Era evidente que el Papa Benedicto XVI no podía
más. Teólogos españoles que la semana pasada mantuvieron con él una audiencia
comentaban esta tarde en la COPE que el encuentro se retrasó hora y media y que
su aspecto era gastado, con gesto de quiero y no puedo pero con la profunda
responsabilidad de seguir cumpliendo con sus compromisos como Obispo de Roma.
La reflexión que provoca una situación como ésta no es en absoluto sencilla.
Por eso es imprescindible que las personas que llegan a ocupar cargos de tamaña
delicadeza tengan un alto nivel intelectual y cultural pero, sobre todo, unos
principios y valores con base sólida en conceptos cristalinos de coherencia,
eficacia y servicio. Se extiende en demasiadas tribunas vacías y superficiales
la impresión de que es imprescindible morir con las botas puestas para dar la
cara por todo aquello que representas aunque tus actuaciones, en condiciones
mermadas y patéticas física y mentalmente, deriven en un pesado lastre que lo
único que hace es perjudicar a la causa.
¡Qué grandeza moral se demuestra
admitiendo, como ser humano, que no puedo más, que no tengo fuerzas, y que dejo
paso a otro por el bien de todos! No lo tenía fácil este teólogo germano,
profesor, responsable muchos años de la Doctrina de la Fe y de la contabilidad
vaticana, porque Juan Pablo II había dejado el listón muy alto. Sin embargo, su
balance callado y discreto pero valioso e imprescindible para la higiene e imagen
de la iglesia católica es espectacular.
Sus tres encíclicas, sus textos sobre
Jesús y su infancia, sus visitas pastorales entre las que destaco la del Líbano
donde demostró que cristianos y musulmanes pueden convivir en paz representan
un bagaje trascendente que tiene como gran colofón para el futuro la valentía y
convicción con que admitió, penó y limpió los problemas internos, los pecados
de aquellos curas pedófilos y pederastas y de organizaciones como los
Legionarios de Cristo, que tanto daño han hecho a millones de creyentes. Es muy
fácil pensar en la figura del Rey, esforzado a toda costa por España, y confiar
en su sabiduría por el bien de todos los españoles.
Periodista. Director de 'Atalayar, entre dos orillas'. Colaborador en diversos medios como Punto Radio, Onda Cero, COPE, El Independiente y Colpisa. Colaboro en COPE, Colpisa, TVE, RNE y Diariocritico. Es autor de libros como 'Casco azul soldado español' o 'Misión: Líbano'. También fue director de los estudios 'Cómo informar sobre infancia y violencia' y 'Cómo informar sobre violencia contra la mujer en las relaciones de pareja' en colaboración con el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.
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