"Once again, USA under attack" (Una vez más, Estados Unidos atacado)
jueves 18 de abril de 2013, 13:19h
"Una
vez más, Estados Unidos atacado". Éste es, exactamente, el titular
que no quieren leer ni las autoridades ni los ciudadanos que viven,
orgullosos, en el país más poderoso del mundo.
No
quieren ni pensarlo. Porque recuerdan el 11 de septiembre de 2001.
Porque reviven las imágenes de los aviones que derruyeron el World
Trade Center. Porque vuelven a ver personas tirándose al vacío
desde las Torres Gemelas. Porque en su sueño, en "el sueño
americano", no cabe semejante horror.
Y
es caso es que entre el 15 y el 18 de abril de esta semana se ha
producido un atentado terrible en el maratón de Boston; que el
Presidente y un senador han recibido cartas con ricina; que un
incendio pavoroso puede haber producido un número aún no
determinado de muertos y heridos al estallar una planta química muy
cerca del pueblo de Waco (Texas)...
La
de Waco es una tragedia que los locales describen como "un
estallido nuclear" y que puede haber sido un accidente. No soy
quien para afirmar lo contrario. Pero esta misma mañana del 18 de
abril, al escuchar en la radio las primeras informaciones, no pude
sino acordarme de cuando, hace dos décadas, oí hablar por primera
vez de Waco.
Y
lo que recordé fue el espanto de la matanza que allí se produjo en
1993. Por aquellos años, yo trabajaba como corresponsal en
Washington para la Agencia EFE. Tengo aquel horror en la cabeza. Un
rancho enorme ardiendo por los cuatro costados con casi ochenta
hombres, mujeres y niños achicharrándose vivos.
Eran
de la secta de "Los Davidianos", estaban armados hasta los
dientes y los conducía un loco iluminado que se llamaba David
Koresh. Después de un cerco que duró cincuenta días, el FBI,
autorizado por la entonces Fiscal General del Estado, Janet Reno
(Bill Clinton, Presidente), atacó a sangre y fuego y resolvió "la
situación", como les gusta decir a los americanos, justamente así:
con muchísimo fuego y con muchísima sangre.
Pensé
en relacionar la explosión de este jueves en la planta cercana a
Waco con aquella salvajada. Insisto: no soy quien. Pero, maldita
sea: al revisar mis crónicas de la época comprobé que la masacre
de los "davidianos" fue el 19 de abril de 1993. Horas más, horas
menos, hace exactamente veinte años.
Seguí
recordando. También un 19 de abril, dos años más tarde (1995),
nada menos que 168 personas, entre ellas 19 niños, murieron
destrozadas en los tres bombazos que arrasaron el edificio federal de
la ciudad de Oklahoma. Fue el acto terrorista más sanguinario en
EEUU hasta los ataques del 11-S.
Los
responsables fueron dos psicópatas, por cierto blancos y
estadounidenses. Como los de Waco.
También
las cartas de ricina descubiertas esta misma semana evocan a los
paquetes de la sustancia letal ántrax que, entre septiembre y
octubre de 2001, fueron enviadas a algunos Medios de Comunicación y
a dos senadores de EEUU. Mataron a cinco personas. Aunque los sobres
de ántrax empezaron a mandarse poco después del 11-S, el culpable
no procedía de Al Qaeda. Fue un solo individuo, por cierto blanco y
estadounidense. Como los de Waco. Como los de Oklahoma.
Y
es que son muchos los blancos --sobre todo blancos-- que en Estados
defienden a muerte (mejor si los muertos son otros) el uso de las
armas de fuego, de cualquier arma de fuego, desde el revólver al
misil tierra-tierra pasando por las bombas que más hieren, más
amputan, más asesinan.
Para
estos criminales, parece que abril es su mes favorito.