Pues
no, no se va a librar la aún
infanta Cristina de Borbón, duquesa de Palma entre
otros títulos, de sentarse en el banquillo por dos delitos fiscales. El juez
José Castro ha impuesto su criterio frente al del fiscal y ha logrado que doña
Cristina tenga que afrontar un juicio que, sin duda, va a ser el juicio del
año, quizá ya a finales de este 2015 que nos llega lleno de promesas
noticiosas. "Cooperadora necesaria (de su marido,
Iñaki Urdangarín) en dos
delitos contra la Hacienda
pública", dice el auto dictado por Castro, abriendo así todo un mundo de
debates en torno a si esa imagen de la hija y hermana de Rey en una sala donde
se juzga también a otras dieciséis personas por diversos presuntos delitos
económicos va a significar o no un nuevo golpe a la Corona.
Resulta
difícil decirlo a estas alturas. La cercanía de
Felipe VI al 'caso Noos' no es
la misma que la de su padre; de hecho, la más mínima lógica indica que el Rey
no puede ser acusado ni de complicidad alguna, ni de 'negligencia in
vigilando', ni de tratar de ocultar cualquier cosa relacionada con su hermana.
La verdad es que la Casa
real ha venido actuando con exquisita delicadeza en este caso, humanamente sin
duda tan lamentable para todos los miembros de la familia Borbón. Es más: yo
pienso que, al ser penalmente tratada como otra persona cualquiera en sus
circunstancias, doña Cristina presta un servicio a la causa monárquica: no hay
privilegios, el puesto hay que ganárselo día a día.
Ahora
le toca a doña Cristina renunciar a todos sus derechos dinásticos, incluyendo
un título, el de duquesa de Palma, que fue otorgado a los Urdangarín por ser
quienes eran. Ahora ya no son quienes eran y el concepto de aristocracia debe
mantenerse en su acepción original: aristócratas son 'los mejores'. Está claro
que ni
Iñaki Urdangarín ni su esposa han sabido serlo. Se han valido de una
posición para enriquecerse personalmente, han dado un pésimo ejemplo a la
ciudadanía, han puesto en solfa una institución que, en mi opinión, es clave en
el Estado español. No deseo ni la cárcel ni sufrimientos extra para nadie. Pero
la infanta Cristina debe, en cuestión de horas, convertirse en la ciudadana
Cristina de Borbón, sin más. Y no estoy seguro ni siquiera de que sea esta una
decisión que, como ha dicho hasta ahora La Zarzuela, solamente le corresponda a ella.
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El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>