'Fausto', en versión de Pandur, un montaje exquisito sobre una adaptación llena de filosofía existencial
jueves 18 de diciembre de 2014, 18:08h
El esloveno Tomaz Pandur dirige en el teatro Valle Inclán, del Centro Dramático Nacional (CDN), una adaptación de 'Fausto', el clásico del alemán Goethe, una de las obras cumbres de la literatura universal, en la versión de Livija Pandur, Tomaz Pandur y Lada Kastelan. El CDN mantiene la obra en cartel desde el pasado 21 de noviembre hasta el 11 de enero de 2015.
Vaya por delante que Tomaz Pandur no ha defraudado a la legión de seguidores que ha cosechado en sus montajes anteriores en nuestro país. Su dirección de escena es magistral y conjuga en esta versión personalísima una homogeneidad en la interpretación (todos los actores rayan la perfección), con un equipo artístico a la altura de las exigencias del director esloveno. El reparto lo encabezan Roberto Enríquez (Fausto) y Víctor Clavijo (Mefistófeles), acompañados por el veterano Emilio Gavira (Wagner), Ana Wagener (señora de Mefistófeles), Marina Salas (Margarita, hija de Mefistófeles), Pablo Rivero (Valentín, hijo de Mefistófeles), y Manuel Castillo, Alberto Frías, Aarón Lobato y Rubén Mascato (los cuatro empleados de Mefistófeles).
El equipo técnico, de verdadero lujo, da una lección magistral en todos y cada uno de los campos de este arte, como si se tratase de un mecano perfecto en todas las áreas del montaje escénico: escenografía (un muro diagonal compuesto por tres partes móviles ), Sven Jonke; iluminación (tan compleja como bella), Juan Gómez Cornejo; dramaturgia, Livija Pandur; música, Silence (Boris Benko, Primo? Hladnik); vídeo, Dorijan Kolundzija; sonido, Mariano García; vestuario, Felype De Lima, y caracterización, Sara Álvarez.
El instante
El 'Fausto' de Goethe se basa en una leyenda cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, según la cual un hombre vende su alma al diablo para conseguir sus más profundos anhelos, pero la obra de Goethe -y más aún la versión de Pandur- la interpreta en un sentido mucho más hondo, ya que la obra gira en torno al lugar que ocupa el hombre en el universo, y el que le gustaría ocupar; profundiza también en la alienación del hombre moderno y su situación en el mundo que le ha tocado vivir.
Tomaz Pandur ha empleado en el espectáculo fragmentos de las dos partes en que está dividido el libro de Goethe. La primera narra el encuentro de Fausto con el diablo y su posterior encuentro con Margarita; la segunda tiene un carácter aún más marcadamente filosófico, metafísico. Y es en ella donde el director esloveno hace que Fausto encuentre ese segundo de vida que sintetiza el ideal de todo lo visto y vivido anteriormente ("... instante, detente, eres tan bello").
La reinterpretación de Pandur de la leyenda de Fausto es tan sutil como filosófica y moral, y es inevitable que tan elevados planteamientos conduzcan al espectador (no siempre familiarizado con cuestiones tan esenciales), a perderse en los devaneos de los personajes por tan intrincados asuntos éticos, intelectuales y, en definitiva, filosóficos sobre esa lucha constante entre el bien y el mal, entre Fausto y Mefistófeles , (dos caras de una misma moneda, la vida). Pandur construye un poema dramático tan personal, tan profundo y elevado desde el punto de vista tanto literario como filosófico y metafísico que -lo confieso abiertamente- a veces me sobrepasó y hacía que me evadiese de lo que se decía en escena (el fondo) y me quedase colgado del éxtasis estético de la escenografía, el vídeo, el sonido, etc. (la forma). Y este creo que es, justamente, el déficit del que adolece el montaje, la falta de emoción, escondida detrás de un exceso de intelectualización de los múltiples temas que se abordan en el montaje (amor, autoridad, poder, sexo, familia, juventud...).
En definitiva, si el espectador busca un 'Fausto' extremadamente intelectualizado, y envuelto en el más exquisito y estético montaje, que no lo dude ni un momento: este es su 'Fausto'.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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