La comisión ha realizado este pronunciamiento, el primero relacionado con Twitter, en respuesta a la reclamación de una funcionaria del Ministerio de Transportes británico, cuyas quejas sobre su trabajo, publicadas en la red social, fueron reproducidas en 'Daily Mail' e 'Independent on Sunday', según ha informado el organismo.
Según esta mujer, lo que publicó en el Twitter era información personal y no representaba la opinión del departamento en el que trabajaba. Sin embargo, los dos periódicos que utilizaron la información han argumentado que la cuenta de la funcionaria en Twitter era pública y cualquiera podía verla.
Precisamente el hecho de que la mujer no hubiera configurado su cuenta para que sólo pudieran ver sus mensajes la gente que ella eligiera ha sido el principal argumento esgrimido por el órgano de autorregulación a la hora de considerar que la publicación en medios de comunicación de sus 'tweets' no constituye una invasión a la privacidad.
En este sentido, en sus conclusiones, la comisión juzga que la funcionaria, que tenía en Twitter cerca de 700 seguidores, podía tener todavía una audiencia mayor, ya que cualquiera de sus comentarios podía ser 'retwitteado' fácilmente. Asimismo, la comisión ha tenido en cuenta el tipo de información publicada por los periódicos, que se refería al trabajo como funcionaria de la persona que escribió los comentarios.
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