José Cuenca, ‘Encuentros de un embajador con Don Quijote’, ed. Raíces

Conozco a José Cuenca desde hace tiempo. Tengo de él una opinión inmejorable: es un caballero. Y un escritor. Y un diplomático de esa especie, impecable e inmutable, que parece llamada a extinguirse. Su prosa, en el costumbrismo o en la descripción, es clásica, culta –y hasta culterana--, riquísima, llena de términos lamentablemente en desuso, porque una lengua como el español no debería ir reduciendo, como lo hace, su arsenal. Ya me impresionaron sus descripciones paisajísticas, sentidas y minuciosas, de libros anteriores y ahora nos retorna con un libro peculiar, ‘Encuentros de un embajador con Don Quijote’ que se entiende mejor cuando se sabe de la pasión de este diplomático letrado, con visiones de la vida clásicas y ancladas en las mejores tradiciones, por la figura del Ingenioso Hidalgo. La aventura de perseguir a Don Quijote por el mundo merece, créanme  --lo digo pese a considerarme un amigo del embajador--, la pena.

Otro día traeremos aquí una crítica más pormenorizada de este libro inusual, que nos habla de la búsqueda de la huella de Don Quijote por esos mundos de Dios, que su fama ha trascendido hasta parajes insospechados, que es donde Cuenca las ha encontrado  --especialmente interesante el capítulo titulado ‘La Gran Aventura Rusa’--. Hoy, solamente dejar constancia de que el libro, esta serie de encuentros con un Don Quijote quizá idealizado –quién sabe: cada uno tenemos nuestra interpretación del personaje--, se presenta en el Ambito Cultural de El Corte Inglés, Serrano, 52, y que los encargados de presentarlo serán la escritora Fina de Calderón y, claro, el embajador de Rusia en España –Cuenca fue varios años embajador de España en el Moscú de Gorbachov--, Alexander Kuznetsov. El acto, hoy, a las 19 horas. Reserve su asiento y lea el libro, lea, que pasará un buen rato.