Directo desde Brooklyn y como broche de oro para su gira europea, ha pasado por Madrid el saxofonista Pete Robbins acompañado de su 'Transatlantic Trio'. La capitalina sala Bogui Jazz ha sido el escenario para los ritmos que el mismo Robbins define como "prog-modern jazz"; una oportunidad de presenciar la fusión del rock, el funk y el pop con el jazz más clásico.
A la sombra de una alegórica
imagen de 'Trane' (
John Coltrane), tropezaron las melodías de dos 'jazz' muy
distintos; separados por décadas de evolución musical y mezcla de ritmos, pero
que han logrado mantener en común esa capacidad de trance que es sólo sello de
calidad.
El pasado viernes 13 de abril en la sala madrileña Bogui Jazz del barrio de Chueca tuvo lugar su última presentación en vivo el 'Transatlantic Trio' del estadounidense
Pete Robbins, uno de los
nombres más sonados de la vanguardia neoyorquina. Su más reciente disco, '
Pete Robbins Transatlantic Quartet Live in Basel', cuenta con cuatro instrumentos liderados por el saxofón de Robbins, una guitarra que faltó en su presentación madrileña, y la batería y el bajo, que en esta ocasión corrieron a cargo del canadiense
Tommy Crane y el dublinés
Simon Jermyn respectivamente.
Personalmente siempre he
sido fan de un jazz más clásico, donde reinen las melodías algo errantes pero en
las que el papel de la improvisación se queda en un plano más superficial,
dejando así poca cabida al fraseo 'personal' de los músicos. Sin embargo, el
duelo entre la batería y el bajo de 'Transatlantic Trio' transmitió tal fuerza que resultaba imposible no involucrarse en el concierto.
Una de las canciones que interpretaron, con el título de 'Intravenoso', sirvió casi como advertencia al público de que lo que estaban a punto de escuchar les calaría hasta las venas. Los solos de batería de Simon (no sólo de esta canción sino de todas las piezas propias que tocaron) lograron emocionar a un público de cerca de 50 personas que, tanto sentados como de pie, movían inconscientemente la cabeza al ritmo de la percusión. Robbins, en el primer plano del escenario tocaba el 'saxo' con todo su sexo, y nunca mejor dicho porque al artista se le vio bailar con su instrumento cual si fuera la dama más frágil.
Así que me tomo la
libertad de citar a un periodista del New York Times que allá por 1924
describió el jazz en una sencilla frase para decir que los ritmos de Pete
Robbins y sus 'transatlánticos' nos devuelven a "la música de los salvajes"
para salvarnos de un mundo musical tan 'aburridamente' ordenado.
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