Por nuestra corresponsal Carol Pérez San Gregorio
La decisión del BCE de abandonar a su suerte a los estados sume en la incertidumbre la Cumbre de Bruselas
jueves 08 de diciembre de 2011, 19:59h
El
presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, lanzó este jueves, a
pocas horas del comienzo de la cumbre de Bruselas, un jarro de agua
fría sobre las esperanzas de los países periféricos como España, que
esperaban lograr una implicación más activa de la entidad monetaria en
la compra de deuda soberana.
Antes de la cena informal que se celebrará en el edificio del Consejo, los líderes de Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos han mantenido una reunión para fijar la posición común del Benelux, en el que es ya un tradicional baile de alianzas antes de las negociaciones "a cara de perro" de la Unión Europea. El primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, ya había calentado el ambiente contra uno de los principales actores díscolos de la reunión: el británico David Cameron. "A cambio de una reforma a 27, no hay que dar a Reino.
Sin trucos legales
Las palabras del italiano llenan de incertidumbre el éxito de la reunión
de jefes de Estado y de gobierno que se han encontrado con una posición
tajante, pues Draghi ha advertido de que no aceptará ningún "truco
legal" para que el BCE termine comprando deuda, ya sea a través del
Fondo Monetario Internacional, ya sea a través del fondo permanente del
euro.
Y por si fuera poco, el Consejo de Gobierno del BCE ha revisado
fuertemente a la baja sus previsiones de crecimiento para la eurozona en
2011 hasta un rango de entre el -0,4% y el 1%, frente a la anterior
estimación de entre el 0,4% y el 2,2%. Unido espacios de libertad que le permitan hacer lo que quiera en materia de regulación financiera, mientras el resto de centros financieros estarían todavía más regulados en el seno de la eurozona", dijo Juncker en una entrevista al periódico francés 'Le Monde'.
"Tampoco me gustaría la idea de tener un Tratado a 27 con derogaciones para los británicos en cuestiones sociales", insistió, al tiempo que apostó por un nuevo Tratado que cubra sólo a los 17 países de la eurozona si el acuerdo a 27 "no fuera posible".