El ascua a su sardina. La que ha arrimado el presidente del Consell Assessor per a la Transició Nacional (CATN), Carles Viver i Pi-Sunyer, a su jefe Artur Mas, augurándole que "lo más probable" es que un Estado catalán siguiese formando parte de la UE. Eso sí, como la felicidad nunca es completa, le ha advertido de las consecuencias que podría tener un veto del Gobierno central, que dificultaría la anexión aunque lo importante es que no la acabaría impidiendo.
En rueda de prensa este lunes en la Generalitat junto al conseller
de Presidencia,
Francesc Homs, Viver ha pronosticado que "los
argumentos jurídicos pasarán a un segundo plano porque es un problema
esencialmente político y económico".
El CATN -órgano que asesora al Gobierno de Cataluña en el proceso
soberanista- ha entregado este mismo lunes al Gobierno catalán un
informe sobre la relación entre la UE y una Cataluña independiente,
donde prevé cuatro escenarios: permanencia en la UE; adhesión por la vía
rápida; ingreso por la vía ordinaria; o una exclusión, bien por falta
de voluntad de las instituciones europeas, bien por veto de algún
Estado.
Según Viver, el "único problema serio" al que podría enfrentarse a
Cataluña sería que un Estado miembro de la UE vetase su incorporación a
la UE, algo que podría disuadir a otros Estados.
Un veto sin fuerza definitivaPero es optimista: "La fuerza de un veto no es tanta como la
fuerza -de Cataluña- de querer pertenecer" a la UE, y si la
incorporación de Catalunña a la Unión fuese imposible, siempre se
podrían suscribir acuerdos bilaterales, que no requieren unanimidad de
los Estados miembros. Otras alternativas podrían ser solicitar el ingreso de Cataluña a
la Asociación Europea de Libre Comercio (Efta), donde participan
Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza; al Espacio Económico Europeo
(Eee), y también al espacio Schengen.
Para Carles Viver, la exclusión de Cataluña de la UE iría en
contra de su propio objetivo principal: "Integrar el mayor número de
Estados europeos situados en territorio europeo, y que comparten los
principios fundacionales". Excluir a Cataluña de la Unión va "contra el ADN de la UE" porque
este territorio cumple todos los requisitos y se identifica plenamente
con sus principios y valores, por lo que no tendría sentido dejarla al
margen, según él.
Los precedentes
Según el CATN, casos que ilustran "la flexibilidad y el
pragmatismo que siempre ha tenido tradicionalmente la UE" con los del
Sarre --Estado federal alemán que estuvo bajo administración francesa
tras la II Guerra Mundial--, la integración de la RDA tras la
reunificación germánica; Groenlandia --que dejó las instituciones
europeas en 1985-- y Chipre --donde sólo ingresó a la UE la parte
grecochipriota--.
"Lo que la UE está haciendo claramente es flexibilizar los
mecanismos de adhesión", y para ejemplificarlo, Viver ha citado el
tratado que firmará con Kosovo pese a que cuatro de sus Estados miembros
no hayan reconocido a este territorio.
También cree que la salida de la UE implicaría que los catalanes
dejasen de tener unos derechos que ya tienen, y además tendría
económicamente "muchos más inconvenientes que ventajas", ya que
implicaría la recuperación de aranceles y dificultaría las
exportaciones. Otro argumento es que un Estado catalán "no sería receptor de
ayudas, sino un contribuyente fiscal neto, y esto es un elemento que,
por sí mismo, merece ser tenido en consideración".
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