El Rey Felipe VI se estrena
esta semana ante un foro esta vez especialmente difícil, la Asamblea General de
las Naciones Unidas. La aspiración
española por ocupar, a mediados de octubre, un sillón no permanente en el
Consejo de Seguridad de la ONU es el primer objetivo aparente de la 'ofensiva
diplomática' que esta semana acomete España en Nueva York, una ofensiva cuyo
epicentro va a estar, lógicamente, en el discurso que el miércoles pronunciará
Don Felipe de Borbón ante las delegaciones de todo el planeta. Pero, en segundo
plano, se encuentra el objetivo, no oficialmente confesado, de potenciar esa 'marca
España' que hoy, por diversas circunstancias, comenzando por el conflicto catalán,
se encuentra algo alicaída, por decir lo menos.
El Gobierno de
Mariano Rajoy,
de la mano del ministro
José Manuel García-Margallo, se ha lanzado, no sin una
buena dosis de valor, a competir con Nueva Zelanda y Turquía por la plaza en un
Consejo de Seguridad cada día, por cierto, más inoperante, como inoperante se
muestra, por cierto, el conjunto de esa ONU dirigida por el virtualmente
desaparecido
Bank i Moon. Pero también parecen el Rey, el presidente del
Gobierno -que esta semana estará en viaje oficial a China-y, desde luego, el
conjunto de la diplomacia española, decididos a recuperar algo del prestigio de
la 'marca España', a la que quedan aún muy difíciles pruebas que superar, entre
ellas ese escollo de la consulta 'soberanista' que
Artur Mas pretende celebrar
en Cataluña el próximo 9 de noviembre.
Qué duda cabe de que esta semana, en la que el
jefe del estado y el jefe del Gobierno estarán ausentes del país, resulta
jurídicamente importante a los efectos del desarrollo del 'conflicto catalán',
porque, previsiblemente, Artur Mas convocará oficialmente 'su' referéndum y el
Estado tendrá que oponerse no menos oficialmente mediante la presentación del
oportuno recurso de inconstitucionalidad. Ambas cosas están ya preparadas por
los respectivos gabinetes: solo falta que salgan a la luz, lo que será el
pistoletazo de salida hacia un conflicto, el del 9-n y cuanto ello significa, para
el que aún no se ve una salida.
Qué duda cabe de que de este
conflicto se hablará en un foro tan internacional como los pasillos de las
Naciones Unidas, donde jefes de Estado y de Gobierno celebran consultas
bilaterales informales para resolver contenciosos de todo tipo, establecer
alianzas puntuales e intentar progresar hacia el futuro. ¿Podrá
Felipe VI, en
su primera irrupción ante este foro, mantener su discurso y sus encuentros
dentro de los estrictos límites de la aspiración española por convertirse en
miembro del Consejo de Seguridad quizá más desprestigiado de la Historia, impotente
ante el surgimiento y las salvajadas llevadas a cabo por el Estado Islámico o
las alteraciones del orden diplomático convencional que, casi cada día,
practica
Vladimir Putin? No me cabe la menor duda de que, tanto el Monarca en
Nueva York, como el presidente del Gobierno en la importante plaza de Pekín,
habrán de responder a muchas preguntas acerca de cómo va a acabar el
contencioso catalán, en el que las miradas del mundo han comenzado a concentrarse
una vez superado, con general alivio, el listón del intento independentista
escocés.
Cierto es que ya nadie parece
interesado en hablar de 'marca España', especialmente en la propia España.
Cierto es que todo el montaje requiere un planteamiento, una renovación de
caras y de ideas. Pero no parece que el concepto pueda, a estas alturas, ser
arrojado, sin más, por la ventana. Y ahí están esta semana los dos máximos
representantes de la nación procurando, en marcos diferentes, poner en valor
esa marca, sometida a demasiados temporales internos y a una cierta pérdida de reputación
externa. Solo cabe desear que sus respectivas misiones se cumplan con éxito:
necesitamos algo con lo que reanimar la hoy sin duda vacilante moral colectiva,
a la que ya no le bastan esos cánticos triunfales que hablan de la buena marcha
de la economía. España precisa 'contar' en el ámbito internacional más allá de
lo que actualmente pueda representar en la Unión Europea. Y esta semana tenemos
dos magníficas oportunidades de dar un paso adelante.
- Agenda de Mariano Rajoy:
- Día 23: Interviene en Foro Mundial de la Comunicación e inicia viaje oficial a China.
- Día 25:
Mantiene en Shanghai un encuentro empresarial España-China y en Pekin
se entrevista con el primer ministro de la República Popular China
- Agenda de SS.MM. los Reyes:
Viaje a Nueva York- Nueva York (EE.UU.), 22.09.2014 / 24.09.2014