"Le pedimos que renuncie
al dogmatismo y que rectifique", le dicen en una carta conjunta
Los sindicatos piden por carta a Rajoy que cambie su política tras el éxito de la huelga general
viernes 16 de noviembre de 2012, 16:32h
Los secretarios generales
de CCOO, UGT, USO e Intersindical han dirigido una carta al presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy, en la que le piden que tenga en cuenta "el amplio
seguimiento de la huelga general del 14 de noviembre" para que cambie su
política económica, retire el proyecto de PGE para 2013 y reelabore con el
mayor consenso posible uno nuevo. También le piden que convoque un referéndum:
"Usted tiene potestad para hacerlo, nuestra Constitución contempla este
recurso ante situaciones excepcionales y ésta lo es".
He aquí el texto íntegro
de la carta que Ignacio Fernández Toxo (CCOO), Cándido Méndez (UGT), Julio Salazar (USO) y Augusto
Serrano (Confederación Intersindical) han remitido este viernes al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Es usted conocedor de la
Huelga General que se celebró el pasado día 14 y del amplio seguimiento que
ésta registró. En todo caso sabe de la amplísima participación de trabajadores
y trabajadoras y de la ciudadanía en general en las manifestaciones que desde
la mañana a la tarde se convocaron por todo el Estado español.
Huelga y masivas
manifestaciones son dos caras de la misma moneda. Ambas expresan el profundo
descontento y malestar de amplísimos sectores de la sociedad hacia las
políticas diseñadas en Europa para enfrentar la crisis y las que usted aplica
desde el Gobierno de España.
La reacción del mundo del
trabajo y de la sociedad civil se explica, como usted mismo ha dicho entender
en más de una ocasión, por el sufrimiento que está generando el paro; por la
angustia que provoca el temor a perder el empleo; por la desesperanza que se
siente al buscar y no encontrar trabajo; por la penuria que está generando la
caída de los salarios cuando para mayor desgracia suben los impuestos y los
precios, por la humillación que supone para los empleados públicos que se les
desacredite social y profesionalmente para luego rebajarles los salarios,
quitarles la paga extra y facilitar el despido del personal laboral; por la
falta de expectativas de los jóvenes para acceder al mercado de trabajo; por la
incertidumbre que supone tener que emigrar, sobre todo cuando ésta no es una
opción que se adopta voluntariamente sino por desesperación; por la
preocupación de que las pensiones no permitan llegar a fin de mes...
Esta reacción se explica
porque cuando más se necesita de las redes de protección y de los servicios
públicos que han sido concebidos para asegurar el bienestar de la sociedad y
proteger a los más débiles, vemos como todo ello se deshace como un azucarillo:
las prestaciones por desempleo se reducen y se limita el acceso o directamente
desaparecen otro tipo de prestaciones sociales; se devalúa el derecho del
trabajo; la educación y la sanidad pierden su carácter universal y gratuito; se
retrasa y restringe el acceso a la atención para las personas dependientes, y a
las que percibían las ayudas éstas se les recortan en un 15 %; desaparecen los
programas de atención a los más necesitados; se recortan las partidas para la
cooperación; se abandona la agricultura y al medio rural, por la pérdida de la
vivienda al no poder hacer frente a la hipoteca...
La reacción del mundo del
trabajo y de la ciudadanía se entiende cuando, junto a todo ello, vemos como
los sectores más pudientes de la sociedad no contribuyen de la misma manera a
enfrentar la crisis o incluso mejoran su posición económica y social al calor
de ella.
Esta reacción se explica,
finalmente, cuando después de cinco años de crisis y más de dos y medio de
políticas de austeridad no hay ningún indicio fiable, y usted lo sabe porque
hasta las instituciones europeas se lo han dicho, de que la vayamos a superar
en un plazo razonable.
Antes al contrario, la
combinación de una política que sacrifica los estímulos a la actividad
económica y la reforma laboral que usted decretó sobre otra ya de por sí
lesiva, y que no deja margen para una aplicación "compasiva" como ha pedido su
Ministra de Empleo, está destruyendo y seguirá haciéndolo, tejido productivo y
empleo de manera acelerada. La fe dogmática en la reducción del déficit que
viene practicando solo lleva al empobrecimiento de la mayoría, (cerca del 27 %
de la población se ha situado por debajo del umbral de la pobreza), al
incremento de la marginación y exclusión poniendo seriamente en riesgo la
cohesión social característica de los países avanzados. ¿Qué consecuencias cree
usted que pueden acarrear que más de dos millones de personas en paro no
perciban ninguna prestación económica estando en una situación de extrema
necesidad o que 1.737.000 familias tengan a todos sus componentes en el paro?
¿Cuántos parados y
paradas más deberemos contabilizar? ¿Cuántos jóvenes más deberán emigrar? ¿Cuál
es el límite para que el crecimiento de la pobreza sea soportable en una
sociedad desarrollada? ¿Cuánto tiempo más debemos esperar a que éstas políticas
surtan efecto?
Las políticas de
austeridad han fracasado. El sufrimiento que están generando no es soportable
por más tiempo. Cuanto antes reaccionemos antes evitaremos que nuestra economía
se siga deteriorando y que las condiciones de vida de la mayoría de la sociedad
y la calidad de nuestra democracia se degraden de forma irreversible.
Usted sabe, pues le
suponemos conocedor de las diferentes teorías económicas, que hay otras
políticas económicas y sociales posibles que ante situaciones similares dieron
resultado en el pasado.
Le pedimos, tras la magna
demostración de conciencia cívica que supuso la jornada del 14 de noviembre,
que cambie sustancialmente la orientación de sus políticas. No le pedimos que
modifique sus convicciones ideológicas, le pedimos que renuncie al dogmatismo y
que rectifique ante una realidad tozuda que ha puesto de manifiesto lo que
algún premio Nobel de economía ya aventuraba; que solo con austeridad no se ha
salido nunca de ninguna crisis por la que el mundo ha atravesado.
Hay otra salida. Hay otra
salida si en Europa y en España se marcan plazos más dilatados para reducir el
déficit; si hacemos compatible la austeridad con los estímulos a la actividad
económica y la creación de empleo; si procedemos a una reforma fiscal que
procure incrementar los ingresos necesarios de manera, suficiente, justa y
equitativa, renunciando a amnistías fiscales y persiguiendo de manera decidida
el fraude; si apostamos por cambiar las bases en las que se ha venido
sustentando nuestra economía e impulsamos una política industrial competitiva y
volcada en la investigación y en la innovación tecnológica y en el respeto al
medio ambiente; si mejoramos nuestro sistema educativo público garantizando al
tiempo calidad y equidad; si preservamos la calidad del sistema de salud que
vela por la calidad de vida de los ciudadanos y aporta valor añadido en
investigación y desarrollo tecnológico; si mantenemos las redes de protección y
los servicios públicos como un factor de justicia, pero también como
dinamizador económico...
En definitiva, hay salida
si apostamos por una economía y una sociedad más cohesionada donde contribuyan
más los que más tienen. Usted es perfectamente consciente de que las sociedades
nórdicas han soportado mejor los envites de la crisis porque disponen de una
economía más innovadora y un sistema de garantías sociales más desarrollado.
Ahora que está en trámite
el proyecto de Ley de PGE para el año 2013 tiene la oportunidad de corregir la
orientación de estas políticas. Retire el proyecto y promueva su reelaboración.
Todos hemos conocido las previsiones de la UE y hemos tenido ocasión de
confirmar que su Gobierno presentó unos Presupuestos que se sustentan sobre
unas previsiones de crecimiento económico totalmente ficticias. Todos sabemos
que el proyecto profundiza en la política de austeridad recortando inversión y
detrayendo recursos de la protección social y de las políticas públicas. Todos
sabemos de la ambigüedad, creemos que calculada, con la que se aborda la
revalorización de las pensiones. Ambigüedad que contrasta con la pretensión
explícita de modificar el acuerdo de pensiones vigente cuando todavía no ha
entrado en vigor.
Recupere el valor diálogo
social y político, huya de la prepotencia y el mesianismo y teja los más
amplios consensos. Empéñese en fomentar la negociación colectiva y en respectar
sus acuerdos y deje de gobernar por la vía del Decreto Ley.
Si usted considera que no
está en condiciones de promover ese cambio busque al menos el aval de la
ciudadanía, porque usted mejor que nadie sabe que los ciudadanos que le
permitieron ganar las elecciones avalaron con su voto un programa electoral
sustancialmente diferente al programa de gobierno que está aplicando. Usted
mismo lo ha reconocido. Devuelva la palabra a la ciudadanía, contribuya a la
revalorización de nuestra democracia y evite el crecimiento de la decepción y
el escepticismo frente a la política y las instituciones por las que ésta se
encauza.
Sr. Presidente convoque
usted un Referéndum. Usted tiene potestad para hacerlo, nuestra Constitución
contempla este recurso ante situaciones excepcionales y ésta lo es.