La
Fundación Henry Dunant quiere mediar, pero Rajoy no quiere ni hablar con ETA
La política a seguir sobre los presos etarras enfrenta a Interior, Justicia e Instituciones Penitenciarias
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Triunfa la línea dura de Mayor Oreja y Aznar: 'No hay nada de qué hablar con
ETA'
lunes 21 de octubre de 2013, 12:58h
Según
ha sabido Diariocrítico de fuentes de absoluta solvencia, la Fundación suiza
Henry Dunant, que medió entre ETA y el Gobierno español en la etapa de
Rodríguez Zapatero -entre 2005 y 2007- quiere mantener ahora la mediación para
poner punto final al terrorismo etarra, pero Mariano Rajoy se ha cerrado en
banda: tiene miedo a la reacción de las víctimas del terrorismo y no moverá
ficha en ningún aspecto, ni siquiera con la política penitenciaria.
Si
ya antes Rajoy estaba dubitativo respecto a hacer un gesto con los presos de
ETA, ahora parece que se decanta ya abiertamente por la línea dura del PP que
representan, por un lado, José María Aznar y Jaime Mayor Oreja, y, dentro de su
Gobierno, por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, y el secretario
general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste Castillejo.
De
Aznar a Yuste, todos piensan que con ETA no sólo no hay nada que negociar, sino
que los presos deben cumplir sus condenas íntegras y que no debe haber acercamientos
ni mejoras penitenciarias si antes, de forma personal , cada uno de los presos
no se desliga públicamente de la banda y pide perdón a las víctimas.
Debate entre 'halcones' y 'palomas'
En
ese punto, Rajoy se debatía hasta hoy entre los que le animan a dar un paso
para poner el punto final al terrorismo y los que le aconsejan que siga firme,
que aumente la represión penitencia sobre los presos y la policial contra los terroristas de ETA aún libres y contra su 'brazo
político' y acabe con la banda de una forma 'militar'; es decir, con
vencedores y vencidos.
Entre
los que le animan -dentro del Gobierno- a hacer un gesto con los presos que
permita a ETA dar el siguiente paso -el de una entrega simbólica de las armas-
, se encontraría curiosamente -según nuestras fuentes- el ministro del
Interior, Jorge Fernández Díaz, que estaría así enfrentado a Yuste y
Ruiz-Gallardón, que representarían posiciones más extremas.
Todas estas
informaciones, claro, hay que tomarlas con escepticismo, dado que las
posiciones no están tan perfectamente definidas como parece, ni son así en todos los casos concretos, pero
Fernández Díaz cuenta con los informes de Policía y Guardia Civil que hablan
que se ha superado el peligro de escisión dentro de ETA y que, efectivamente,
ahora sí podemos afrontar el fin del final de la organización terrorista. Sólo
habría que tener una mínima dosis de flexibilidad.
Es
en ese contexto en el que habría que situar la concesión de ventajas
penitenciarias tan sonadas como la de Josu Uribetxeberria Bolinaga. Fernández
Díaz tuvo que salir al quite en el PP para justificar ese más que polémico
tercer grado concedido al etarra, asegurando que "se ha respetado la
ley" y que "no quedaba otra salida" por su delicado estado de
salud.
Pero
el coste para el Ejecutivo fue tan grande, la crítica externa fue tan
enorme por parte de las asociaciones de víctimas que dirigen Daniel Portero,
Ángeles Pedraza, Marimar Blanco y Francisco José Alcáraz, y la crítica interna fue tan
explosiva por los seguidores de la política de mano dura que encabeza Aznar,
que Rajoy se ha echado atrás e intenta ganar tiempo al tiempo. Y dicen que
ahora más, dado que 61 etarras podrían pedir de inmediato su excarcelación y
otros tantos en tiempos posteriores tras la sentencia de Estrasburgo.
Aznar
fija posiciones: "Nosotros ganamos, ellos pierden"
Por
si a alguien le quedaban dudas, el propio José María Aznar fijó posiciones al
respecto el pasado 14 de octubre, en la presentación en San Sebastián de un
libro sobre las víctimas del terrorismo. He aquí algunos de sus aspectos más
interesantes, que parece que siguen firmemente desde Yuste a Mayor Oreja.
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"El testimonio de la vida arrebatada o herida, física o emocionalmente, nos da
fuerza y claridad moral para continuar una tarea inacabada aún: la victoria de
la democracia española y la derrota completa e incondicional del terrorismo".
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"En la política vasca siempre se ha hablado mucho de normalización. Con ese
término muchas veces se ha querido elevar a "normal" lo que no lo era. Hoy, de
nuevo se busca la normalización del silencio, la normalización del olvido, de
la confusión no sólo histórica sino también moral. Creo que si alguna
normalización hay pendiente es la de los valores: el valor de la vida; de la
libertad; de la ley; de la solidaridad y de la convivencia cívica".
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"Podemos esperar un futuro en el que el terrorismo no exista. Precisamente para
alcanzar este objetivo, el partido que yo presidí y los gobiernos que dirigí a
lo largo de ocho años se empeñaron en un compromiso que rechazó la resignación
y el desistimiento. Pero si queremos un futuro sin terror no podemos actuar
como si el terror no hubiera existido. Porque si actuáramos como si el terror
no hubiera existido, incurriríamos en algo peor que una frivolidad; seríamos
responsables de una injusticia radical con las víctimas y cometeríamos un error
político de dimensiones históricas".
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"El camino que nos ha llevado a los mejores éxitos frente al terrorismo ofrece
pocas dudas. Un futuro libre del terror, libre de su sombra y de su amenaza
exige, a mi juicio, tres condiciones:
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"La primera es la aplicación de la ley con todas sus consecuencias. La acción
efectiva y continuada del Estado de derecho, de las fuerzas de seguridad, de
los jueces y tribunales, del sistema penitenciario en la lucha contra un
fenómeno criminal que ha contraído gravísimas responsabilidades a las que sus
autores deben seguir haciendo frente".
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"La segunda es impedir que el terrorismo, su trayectoria criminal, su proyecto
destructivo -sus medios y sus fines- encuentre en sus socios políticos el
oxígeno que le permita sobrevivir a su derrota operativa. Estamos viendo cómo
el maquillaje con el que consiguieron volver a la legalidad se les cae a
pedazos y cómo sale su verdadera cara, la de la intimidación y el insulto como
antesala de la violencia que nunca, insisto, nunca han dejado de justificar.
Quieren volver a la impunidad y que los vascos vuelvan al silencio. Y eso no es
futuro; eso es el peor pasado que esta sociedad ha sufrido.
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"La tercera condición me parece igualmente clara. Se trata de afirmar que el
terrorismo ni tiene ni ha tenido justificación, que es radicalmente ilegítimo,
que ningún asesino puede reclamar volver con la cabeza alta o que se le
reconozca que hizo bien en matar, salvo que estemos dispuestos a que otros
sigan ese perverso ejemplo llevados por el enaltecimiento de la violencia y de
sus autores".
Y,
finalmente, el colofón, respecto a la futura política penitenciaria con ETA:
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"Hacer justicia, en suma, es que nosotros ganamos y que ellos pierden.
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"Aquí no hay dos bandos negociando nada. Cualquier iniciativa política
destinada a "contextualizar", "disculpar", "disimular" o "interpretar" la cruda
realidad de lo que el terrorismo ha hecho y para qué, no merece más que un
rechazo rotundo y ejemplarizante por parte de quienes afirmamos la nación de
ciudadanos".
Ésas son las 'Tablas de la Ley' de los duros del PP en este terreno: es el camino por Aznar y el que quieren las víctimas. Y en esa situación tiene que decidir Rajoy.