El
presidente asturiano, Javier Fernández, que se ha revelado como un
auténtico estadista tras su discurso inaugural en la Conferencia Política del PSOE,
ya podía haber sido ministro de Zapatero en 2004, cuando le propuso
para el Ministerio de Industria y Energía, según ha sabido
Diariocrítico de fuentes solventes. Fernández, ingeniero muy vinculado a la
minería asturiana, rechazó la oferta porque se sentía muy a gusto en su tierra,
pero ya entonces formaba parte de ese grupo de 'barones' que, desde la sombra,
tenían mucho poder en el partido.
Rodríguez Zapatero
le hizo la oferta porque le conocía a fondo y, entre otras cosas, era una forma
de recompensarle por su capacidad y labor para pacificar la Federación
Socialista Asturiana con el Sindicato de Obreros Mineros Asturianos (SOMA-UGT).
Las relaciones entre la FSA y el líder del SOMA,
José Ángel Fernández Villa,
nunca fueron fáciles, pero
Javier Fernández, muy vinculado al sector minero,
supo pacificar ese difícil sector y a partir de ahí dar un importante salto
cualitativo en el socialismo asturiano.
Ahora
bien, puertas afuera del Comité Federal del PSOE, del que Javier Fernández es
miembro nato, pocos conocían la capacidad dialéctica del actual presidente del
Principado. Muchos quedaron convencidos de su capacidad de liderazgo en la
apertura de la
Conferencia Política del PSOE, el pasado sábado, 9 de noviembre
en Madrid, donde Fernández, al alimón con la presidenta andaluza,
Susana Díaz,
pronunció un discurso realmente de altura, y sin llevarlo escrito.
"Javier
puede estar hablando horas, diciendo cosas muy interesantes sin necesidad de
llevar un guión", dicen fuentes socialistas que le conocen muy y que,
evidentemente, pugnan porque el presidente asturiano y líder de la FSA se
proponga en serio presentar su candidatura a las primarias a la Presidencia del
Gobierno que se celebrarán el próximo otoño.
Varias
voces le han pedido que compita con la segura candidata
Carme Chacón y con el
tándem que parece que van a formar
Patxi López y
Eduardo Madina. Pero Fernández
cuenta con dos hándicaps: primero, que sigue sin querer salir de su amada
Asturias, y segundo, que la edad parece acompañarle poco: va a cumplir 66 años,
aunque aparente 50, y cuando se celebren elecciones, a finales de 2015, estará
en los 68. En otros países podría ser una edad ideal; en España, la cosa
cambia.