El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, ha reconocido que la
independencia de Cataluña "significaría definitivamente terminar con
España porque España no se entiende a sí misma sin Cataluña" y que,
además, el Estado español no podría continuar en el euro, viéndose
arrastrado hacia un retroceso económico irrecuperable en muchas
generaciones.
"Al margen de que jurídicamente la creación de un Estado nuevo tenga
las consecuencias de quedarse fuera de la Unión Europea (UE), la propia
España no podría sobrevivir a la pertenencia al euro", ha dicho este
lunes tras reunirse con miembros del Círculo de Economía.
Alberto Ruiz Gallardón ha añadido que "Cataluña no es a España una
extremidad que puede ser arrancada del tronco y que el tronco tenga
capacidad para seguir viviendo", ha lamentado metafóricamente.
Ha insistido en que, si Cataluña sigue un camino hacia la
independencia, lo que quedaría no sería España, que no podría
sobrevivir, sino otra cosa: "No puede concebirse una España sin
Cataluña; sería una realidad radicalmente distinta".
Considera además que el sentimiento soberanista de una parte de la
sociedad catalana que se evidenció en la manifestación independentista
de la Diada del 11 de septiembre nace de "las dificultades económicas"
que atraviesa la comunidad autónoma.
Sin embargo, ha advertido de que la receta para la superación de
estas dificultades económicas no pasa por un Estado propio catalán: "Ni
España es el problema ni la independencia es la solución".
Según ha explicado a los periodistas, este es el mensaje que hoy
ha trasladado a empresarios y miembros del Círculo de Economía -presidido por el exministro
Josep Piqué-, a quienes ha visto
"fundamentalmente" preocupados por la situación económica.
Para Gallardón, la opción de la independencia no se sostiene desde
un punto de vista económico, ya que la solución para Cataluña está
dentro de España, que "aún siendo un país pequeño, es un Estado que
tiene la dimensión suficiente para defender a sus ciudadanos".
Pese a oponerse frontalmente a la independencia, ha reconocido que
"Cataluña tiene razón cuando dice que necesita estructuras de Estado
para defender a sus ciudadanos", aceptando así los términos utilizados
por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, tras la manifestación
soberanista.
Sin embargo, también ha asegurado que "la mejor estructura de
Estado es la de España", y que cualquier estructura inferior entraría en
unas condiciones de debilidad frente a la realidad europea que
supondría, a su juicio, un agravamiento de la crisis económica.
Propone que Cataluña lidere EspañaEl ministro ha aprovechado su visita a Barcelona para elogiar que
los catalanes entendieron mucho antes que el resto de los españoles que
la clave estaba en el ciudadano y en la empresa, y no en la burocracia
del Estado: "Siempre he mirado a Cataluña como un ejemplo", ha alabado.
Por eso, ha insistido en que los problemas de Cataluña no se
solucionan saliendo de España sino liderándola, poniéndose "al frente de
la idea de regeneración", a la que el resto del Estado necesita
sumarse, ha reconocido.
Incumplir la ley tiene sus consecuenciasAl preguntársele si el Gobierno tomará alguna medida si el
presidente de la Generalitat salido de las urnas el 25 de noviembre
decide promover un referéndum sobre la independencia, se ha limitado a
contestar que "la respuesta está establecida en la propia Constitución".
"El incumplimiento de la ley tiene consecuencias conocidas por
todos", ha advertido, considerando después que este no es el escenario,
pues no contempla que el presidente de la Generalitat deje de cumplir la
legislación, es decir, convoque una consulta por la independencia.
Carta Magna modificableEl ministro ha recordado que los catalanes apoyaron en 1978 la
Constitución por encima de la media española --en participación y en
votos--, aunque ha reconocido que la Carta Magna se puede modificar pero
no ve esa voluntad en la mayoría de los españoles.
A preguntas de los periodistas también ha defendido el recurso
contra el Estatuto presentado por el PP en el Tribunal Constitucional
(TC) y ha negado que ese sea el motivo de las reivindicaciones
soberanistas surgidas recientemente, alegando que nada tiene que ver la
respuesta de la manifestación contra la sentencia del Estatut -el 10 de
julio de 2010- con la manifestación de la Diada influida "por la
dificilísima situación económica".
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