Consta en la resolucion judicial
Después de que se revelara que Díaz Ferrán y su otro socio le habían 'cedido' sus bienes para aparentar insolvencia
>El empresario entregaba 100.000 euros mensuales a los
dos ex propietarios de Marsans
miércoles 05 de diciembre de 2012, 17:37h
El expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán y su socio Gonzalo
Pascual, fallecido en junio pasado, "diseñaron una estrategia" para
ceder las empresas del Grupo Marsans y sus bienes personales al
empresario Ángel de Cabo con el fin de "aparentar su insolvencia
patrimonial".
Así consta en un auto dictado este miércoles por el juez de la
Audiencia Nacional Eloy Velasco por el que decreta el ingreso en prisión
eludible con una fianza de 30 millones de euros del expresidente de la
patronal, al que imputa indiciariamente los delitos de alzamiento de
bienes, insolvencia punible por la ocultación patrimonial de notoria
cantidad de dinero, estafa procesal concursal, falsedad documental y
blanqueo de capitales.
El juez, que justifica el ingreso en prisión de Díaz Ferrán por la
existencia de "riesgo de fuga y elusión de la acción de la Justicia",
sostiene que el expresidente de la patronal y su socio habrían
desarrollado "una actividad delicitiva dolosa de ocultación de
patrimonio y activos que superó los 30 millones de euros", con lo que
provocaron un fraude que afectó a "más de 10.000 acreedores".
La resolución judicial
revela que "del primer término de la investigación policial" se
desprende que Díaz Ferrán y Pascual "acordaron" con De Cabo "una
estrategia para alzarse con sus bienes y eludir las responsabilidades de
una serie de procesos en los que su grupo empresarial se encontraba
inmerso".
De Cabo, dueño de la empresa Posibilitum, adquirió el Grupo
Marsans "bajo la promesa de solucionar sus problemas económicos", aunque
en realidad a él sólo le movía el "ánimo de lucro". Para ello, dirigía
"una organización configurada por un complejo sistema societario
nacional e internacional" que incluía "una red de colaboradores y
testaferros".
100.000 euros mensuales
A cambio, el empresario entregaba 100.000 euros mensuales a los
dos antiguos propietarios de Marsans hasta que ambos recibieran,
respectivamente, una suma de 8 millones de euros. Díaz Ferrán recibió
las "mensualidades acordadas, directa o indirectamente por parte de De
Cabo", para lo cual visitaba la sede de Ascendia en Valencia "cada dos o
tres semanas". Pascual, sin embargo, no recibió "ningún pago de los
estipulados hasta el momento de su fallecimiento".
Según la resolución judicial, el entramado de De Cabo recurría a
"varios de los mecanismos utilizados tradicionalmente en procesos de
ocultación patrimonial y blanqueo de capitales", entre los que se
encontraban "la adquisición, constitución y uso de sociedades
instrumenatales, la interposición de testaferros y fiduciarios o la
presunta simulación de contratos".
Del mismo modo, sus empresas llevaban a cabo "otros negocios
jurídicos", entre ellos "operaciones de efectivo o asimilados (cheques
bancarios al portador), numerosos traspasos de altas cantidades entre
cuentas de los mismos titulares, la realización de operaciones sin un
sentido económico aparante, estructuración y fraccionamiento en cortos
espacios de tiempo y el uso de paraísos fiscales y jurisdicciones de
riesgo".
El equipo de De Cabo
En este entramado jugaban un papel determinante, según el juez
Velasco, Iván Losada, colaborador de De Cabo, y la secretaria del
primero, Susana Mora. Ambos, según el auto, "tenían poder de decisión y
eran personas de la máxima confianza".
Con el objetivo de "justificar movimientos de fondos, contratos
simulados y otros negocios jurídicos para colocar activos en el
exterior", De Cabo recurrió al experto fiscal Rafael Tormo, que era el
"máximo responsable del diseño de la estructura societaria radicada en
el extranjero, de la confección de los contratos simulados y de
documentos predatados que se utilizarían de la justificación de los
movimientos de activos".
Bajo estos parámetros, la trama de De Cabo habría constituido
sociedades en Chipre, Suiza, Lietchenstein, Malta y Hong Kong, "todos
ellos jurisdicciones de riesgo".