Repsol vuelve a sufrir los caprichos de Pemex: la petrolera mexicana rompe la alianza
viernes 22 de noviembre de 2013, 10:34h
Repsol vuelve a tener que enfrentarse a los 'caprichos' de un aliado. En este caso, Pemex, uno de los socios tradicionales de la petrolera española. La empresa mexicana no está satisfecha con la
gestión llevada a cabo por el equipo presidido por Brufau y lanza un ultimátum, o la cabeza de Brufau o sus pozos de petróleo.
El presidente de Pemex ha arremetido en
público y en privado contra las negociaciones que Brufau ha hecho con
YPF después de que Cristina Fernández hubiese expropiado la filial de
Repsol hace más de un año. "Nosotros esperábamos obtener más ganancias
de nuestra participación en Repsol", exhortó Lozoya el pasado 5 de
noviembre.
En Pemex apuestan por la negociación para aprovechar el
inmenso yacimiento de Vaca Muerta en Argentina, mientras que Repsol ha
optado por tensar la vía judicial tras llevar a las cortes el acuerdo
entre YPF y Chevron para, precisamente, explotar el mayor descubrimiento
que hizo Repsol. Fuentes del sector explicaron a FARO que Kirchner no
se va a echar atrás y "es más que improbable que paguen algo por YPF",
de ahí que los mexicanos prefieran la negociación. El hecho de que la
presidenta haya elevado a ministro de Economía al artífice de la
expropiación, Axel Kicillof, es otro factor importante. "Quizás Brufau
no está tan interesado en explorar zonas como Campeche en México, como
sí quiere Pemex", explican las mismas fuentes.
Una alianza en entredicho
Los estatutos de Repsol establecen que ninguna empresa
competidora puede sentarse en el consejo de administración de la
compañía salvo que exista un acuerdo previo, como es el caso de Pemex.
Este acuerdo conlleva una alianza industrial entre las dos
empresas y fue alcanzado como parte del arreglo con el que Pemex
renunció a sindicar sus acciones de Repsol con Sacyr en la época en la
que Luis del Rivero presidía la constructora.
Además de fijar unos límites temporales de participación
accionarial para Pemex, de entre el 5% y el 10%, el acuerdo también
incluye el compromiso de la petrolera mexicana de apoyar la gestión de
la compañía presidida por Antonio Brufau.
Este último punto es el que se encuentra en la actualidad
quebrado, después de que el director general de Pemex, Emilio Lozoya,
arremetiese contra la retribución de Brufau en una sesión de la Cámara
de Diputados mexicana.
El discurso de Lozoya se suma a declaraciones anteriores
realizadas por el mismo directivo en contra de la dirección de Repsol e
implica a efectos prácticos una ruptura del acuerdo con la compañía
española.
En todo caso, Repsol no tiene intención de promover al menos en la
próxima reunión de su consejo de administración, que se celebrará el
miércoles, la expulsión del consejero de Pemex, José Manuel Carrera. La
petrolera prefiere buscar alguna solución de entendimiento, consciente
al mismo tiempo de las implicaciones de las críticas de Pemex.
'El País', 'El Mundo' y 'El Confidencial', que adelantan la
posible ruptura de la alianza entre las dos compañías, indican que esta
cuestión podría ser tratada en el consejo de administración de la
próxima semana.
En todo caso, las fuentes señalan que este debate se produciría al
margen del orden del día, en el que se abordará, como principal asunto,
la aprobación de una nueva edición del dividendo flexible, que irá en
línea con el del año pasado.
El acuerdo entre Pemex y Repsol obliga a la primera a "apoyar la
estructura de gobierno y liderazgo" de la segunda, así como a contar con
ella a la hora de "evaluar y promover las oportunidades de negocio que
puedan resultar de interés mutuo".
La clave
Repsol tiene las mejores tecnologías para exploración de agua profundadas y de yacimientos no convencionales; como Vaca Muerta que fue la punta de iceberg de el expolio de YPF por parte de Cristina Fernández.
En el segundo semestre del 2011, Pemex protagonizó un intento de
golpe corporativo en Repsol. Gastó más de 1,600 millones de dólares para
duplicar su participación accionaria en la petrolera española. La idea
era aumentar el músculo en el Consejo de Administración y sumar fuerzas
con Luis del Rivero, entonces Presidente de Sacyr Vallehermoso y
principal accionista de Repsol.
Fracasó. Juan Antonio Brufau, el presidente de Repsol, salió
fortalecido y Pemex, mermado. Financieramente, porque la operación se
pagó con deuda. Reputacionalmente, porque Brufau gastó una fortuna en
desacreditar a Pemex, sobre todo ante el público español.
Juan José Suárez Coppel nunca explicó públicamente lo que había
pasado. El Director de Pemex que tomó la decisión no rindió cuentas
abiertamente. No dijo por qué escogió como aliado a un empresario con
credibilidad vulnerada, como Luis del Rivero, ni explicó de qué manera
se protegería el patrimonio de Pemex, una vez que la operación de toma
de control de Repsol había naufragado.
Emilio Lozoya Austin tiene algo en común con Suárez Coppel: no quiere que Juan Antonio Brufau siga como Presidente de Repsol.