Moncloa
reconocerá mañana lo evidente. Su cuadro macro para 2013 no sirve, es papel
mojado. La economía caerá entre dos y tres veces más de lo previsto. Una
cuestión que tendrá impacto en el desempleo y por ende en el gasto público, y
que provocará una caída mayor de lo estimado en los Presupuestos de los
ingresos del Estado. La primera consecuencia es un desfase mayor del déficit.
Bruselas reclama y espera nuevas medidas de ajuste y reformas en el terreno
laboral, fiscal, la unidad de mercado y el redimensionamiento de la administración
pública.
El ministro de Economía,
Luis de Guindos,
comparecerá mañana en el
Consejo de Ministros para explicar el nuevo cuadro
macro sobre el que trabaja el Gobierno. Así, Guindos tendrá que reconocer que
la economía va a caer entre un 1 y un 1,5% este año, frente al 0,5% que el
Ejecutivo se empeñaba en mantener hasta ahora contra viento y marea, y el paro
también será mayor, superando la tasa del 27% al cierre del año.
Al quedar invalidado el cuadro macroeconómico sobre
el que se basan los Presupuestos, el objetivo de déficit ha de ser, por fuerza,
distinto. Se contabilice o no el 3,6% correspondiente a las ayudas a la banca,
lo cierto es que
España ha vuelto a incumplir sus compromisos, ya que el
déficit sigue estando en el 7%, cuando el objetivo fijado para 2012 era del
6,3%.
No obstante, la Comisión Europea parece estar
dispuesta no solo a flexibilizar sus exigencias, sino también a conceder una
prórroga de dos años a España para que pueda continuar con su ajuste
presupuestario. Eso sí, a cambio de que el déficit se vaya reduciendo
paulatinamente.
El problema es que la caída del PIB que hará oficial
De Guindos borra de un plumazo el escenario perfilado por los Presupuestos,
donde se prevé obtener unos ingresos de 124.000 millones de euros. Según los
expertos
los ingresos podrían caer entre 5.000 y 10.000 millones de euros, por
lo que el déficit se elevaría más de un punto y medio respecto al objetivo
marcado para este año. Si en 2013 España se había fijado un déficit del 4,5%,
en el mejor de los casos dicho déficit superará el 6% que Rajoy quiere pactar
con Bruselas para este año, con lo que España incumpliría sus acuerdos por
tercera vez consecutiva.
Tijera y reformas
El
Consejo de Ministros tiene previsto aprobar mañana un nuevo paquete de ajustes
y reformas. El Gobierno ha transmitido que las medidas no serán tan drásticas
como las aprobadas en julio del año pasado, cuando anunció una
subida del IVA y
la eliminación de la paga extra a los funcionarios. No obstante, es necesario
adaptar las cuentas a
una contracción del PIB mayor de la prevista. Y Bruselas
aprieta.
Muchos
expertos dan por sentado que, tarde o temprano, el Gobierno terminará aplicando
una nueva subida de impuestos. El Gobierno había descartado este extremo de
manera tajante, pero el propio presidente Mariano Rajoy hizo un viraje esta
semana, cuando dejó la puerta abierta a nuevas subidas del IVA o el IRPF, en
función de la situación económica y el progreso del proceso de consolidación
fiscal. No obstante, el escenario más probable es que el Gobierno lo deje para
más adelante. Bruselas ha pedido en varias ocasiones subir los tipos reducidos
del IVA que benefician a ciertos productos.
Dado
que la prestación por desempleo supone una de las partidas más abultadas del
gasto y que el desempleo es uno de los principales problemas de la economía
española, Bruselas presiona para que se aborde este tema, sugiriendo una
reducción del periodo máximo de cobro de 24 a 18 meses. No obstante, el
Ejecutivo teme el desgaste que produciría una medida. Y la ministra
Fátima
Báñez ha asegurado a los sindicatos que no tienen pensado plantear medidas en
este sentido.
Pero
el gasto en desempleo es sólo la consecuencia de un drama que ya afecta a más
de 6,2 millones de trabajadores y que, mes a mes, no saca los colores delante
de nuestros socios. Por eso también hace falta mejorar las políticas activas,
ayudar a los parados en la búsqueda de un trabajo. En este sentido, el
Ejecutivo planea una reforma en profundidad, que implicará que
un 15% de las
políticas activas de empleo se vinculen a objetivos pactados con las
comunidades en 2013 y un 40% en 2014. Son unos 1.340 millones este año que cada
autonomía podrá usar en los objetivos que estime más importantes. Se incide
sobre todo en los jóvenes, mayores de 55 años y parados de larga duración.
La
ley de emprendedores es una de las promesas pendientes. Además de facilitar la
creación de empresas, el Gobierno cree que es necesario facilitar su
desmantelamiento, sin necesidad de dejar al emprendedor con deudas de por vida.
En este sentido, se bajara reducir los trámites y limitar la responsabilidad de
los empresarios. Otra medida que se plantea es fomentar la inversión en este
tipo de empresas, mediante la fiscalidad y cambios en el Mercado Alternativo
Bursátil.
La ley también incluirá la posibilidad de crear una empresa de forma
telemática en 24 horas por 40 euros. Asimismo, es posible que se plantee algún
tipo de vehículo o mecanismo de articulación del crédito, quizá en colaboración
con el ICO.
La
liberalización de servicios profesionales también es una de las exigencias de
Bruselas. De Guindos ha dicho que sólo se va a mantener la colegiación en los
ámbitos donde sea imprescindible, como en el de salud. También se valora la
necesidad de dar más pasos en la unidad de mercado y en materia energética.
En
cuanto a la reforma de las administraciones públicas el secretario de Estado de
Administraciones Públicas,
Antonio Beteta, ha fijado el objetivo de la reforma
integral en "hacer las administraciones más austeras, efectivas y
eficientes para todos los ciudadanos". Esta reforma ha despertado muchos
recelos entre las distintas administraciones, temerosas de que se reduzcan sus
competencias o el presupuesto.
Pensiones,
más adelante
Los
cambios en el modelo de pensiones son otro de los aquelarres que la Unión
Europea lleva agitando desde hace meses. Y el Gobierno está preparándose para
abordarlo, pero no será este viernes. Un grupo de expertos está elaborando un
informe sobre el factor de sostenibilidad del sistema, que luego se debatirá con
partidos y agentes sociales.
En
un documento del Gobierno que servirá de base a los cambios, el Ejecutivo
señala ya que uno de ellos
puede ser seguir aumentando la edad de jubilación,
más allá de los 67 años fijados por la última reforma. El texto señala que se
podría unificar las dos edades de jubilación de referencia, de 65 y 67 años.
Una vez hecho eso es posible seguir aumentando dicha edad legal, es decir,
aumentar la edad de retiro más allá de los 67 años. Los otros
dos cambios
importantes que puede traer el factor de sostenibilidad son
la indexación de las
pensiones, para acabar con la vinculación entre la subida de los precios y la
de las pensiones, y
la fórmula de cálculo de la pensión, lo que significa
aumentar el número de años de trabajo necesarios para alcanzar el 100% de la
pensión.
Ahora
la gran incógnita será ver qué incluye finalmente ese factor y cuándo se
empieza a aplicar. En cuanto al qué incluirá, el grupo de expertos tendrá un
informe listo a finales de mayo. A partir de ese momento empezarán a trabajar
dos mesas en paralelo. Una de Gobierno, empresarios y sindicatos y otra de
grupos políticos, en el seno del Pacto de Toledo. De todo ello, buscando el
consenso, saldrá un proyecto que el Gobierno usará para tomar su decisión final.
La
otra cuestión clave es cuándo entrará en vigor el factor de sostenibilidad. La
anterior reforma de las pensiones, de mediados de 2011, no consideraba
necesario que empezase a operar hasta 2027. Ahora se da por descontado que el
factor comenzará a funcionar antes. Entre otras cosas, porque Bruselas insiste
en ello. El pasado 10 de abril la Comisión Europea subrayaba que "hay
margen para seguir reforzando la sostenibilidad a largo plazo del sistema de
pensiones".
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De Guindos elude concretar si se subirán más los impuestos este año-
Rajoy mantiene que no quiere subir el IVA y el IRPF, pero no se cierra...