Nicolas Maduro
ha ganado las primeras elecciones en Venezuela tras la muerte de Hugo
Chávez donde casi la mitad de los venezolanos viven por debajo del
umbral de la pobreza a pesar de ser de los principales exportadores de
petróleo en el mundo. La política de expropiaciones de Hugo Chávez
provocó la marcha de muchas empresas y Venezuela es el quinto país más
violento del mundo. Esto es lo que hereda el vencedor.
La convulsión política y económica está servida en Venezuela. El país caribeño registra una de las tasas de inflación más altas del
mundo, con un tipo de cambio múltiple (comercial, financiero, turístico)
y un mercado paralelo donde el dólar cotiza a cuatro veces por encima
del oficial. Hay restricciones para la venta de dólares a particulares y
empresas y su sistema productivo nunca pudo ser encarrilado.
A pesar de las enormes regalías generadas por el petróleo, su empresa
estatal Pdvesa presenta fuertes atrasos tecnológicos y un endeudamiento
superior a los 50.000 millones de dólares, mientras el país debe
importar alimentos porque nunca se puso en marcha su aparato productivo.
Venezuela tiene tierras para producir todos los alimentos que quisiera
pero, tradicionalmente, vivieron de las rentas del petróleo. Las crisis
políticas venían cada vez que bajaba el precio del crudo. Cuando Chávez
asumió, el barril de crudo valía menos de 10 dólares y él fue el que
impulsó una acción conjunta de restricción de oferta junto a los
miembros de la OPEP que derivó en la escalada de los precios posterior.
Sigue poseyendo una de la mayores reservas
mundiales de petróleo y necesita poner en marcha su aparato productivo y
terminar con las dádivas. De lo contrario la inflación seguirá
devorando sus recursos y agravando la crisis, pero esta situación es
propia de una debilidad del sistema implementado por Chávez,
independientemente del devenir político.
Durante los 14 años de gobierno centralizado de Chávez y
de su ferviente concentración de poder, las instituciones democráticas
se han deteriorado drásticamente en Venezuela. Pero no es probable que
reconstruir la democracia y el imperio de la ley sea una prioridad
inmediata para ningún candidato chavista. Va a ser un objetivo central,
sin embargo, si Capriles llega a la presidencia.
La mayor incertidumbre es si la política del país seguirá estando
amargamente polarizada, como lo ha estado durante la mayor parte del
período de Chávez, o si sus opositores y partidarios
pueden empezar a encontrar áreas de compromiso y reconciliación. La
polarización podría, por supuesto, empeorar y quizás llegar a un período
de fragmentación política y de inestabilidad, o incluso a
enfrentamientos violentos.
El alto costo de vida, luego de la devaluación de la moneda, el
desabastecimiento de productos de consumo diario y el deterioro de los
servicios públicos son solo solo una parte
del problema del país latinoamericano con las mayores reservas de
petróleo del mundo.
El oro negro aporta el 82% de los ingresos del país y gracias a él
pudo Chávez reducir la pobreza extrema a la mitad en sus 14 años de
mandato.
El índice de pobreza se ha reducido a aproximadamente el 40%, pero
puede volver a aumentar por una inflación desbordada que no baja del
25%.
El desabastecimiento crece día tras día, escasean, entre otros, el aceite, la harina, la leche y la mantequilla.
La mitad de las empresas del país cerraron entre 2000 y 2011 y muchas
de las actuales operan a media capacidad debido a los estrictos
controles de divisas, que no evitan las sucesivas devaluaciones del
bolívar, la última, del 32% se produjo en febrero.
Pero para el ciudadano de a pie, el chavismo no ha conseguido hasta
ahora resolver el principal problema nacional: la inseguridad. A diario
mueren asesinadas 52 personas, este promedio ha convertido venezulea en
el quinto país más violento del mundo.
Herencia de ChávezMaduro se va a encontrar:
INFLACIÓN
El nuevo mandatario deberá frenar una inflación de dos dígitos que el país soporta desde hace más de 26 años. La devaluación de un 32% en febrero impulsó nuevamente los precios.
El Gobierno intentó contener la inflación con estrictas
regulaciones. Aunque lograron reducir la velocidad de los precios
momentáneamente, se han convertido en una camisa de fuerza para la
producción interna, generando brotes de escasez.
MERCADOS DE DIVISAS Y CONTROLES
Venezuela sufre de frecuentes sequías de dólares en medio del control de
cambio vigente desde 2003, lo que reduce la disponibilidad de bienes en
una economía dependiente de las importaciones e impide a las
trasnacionales repatriar capitales.
Del lado de los consumidores, los venezolanos carecen de fórmulas
para ahorrar o invertir en moneda extranjera y cuentan con montos
limitados para estudiar y viajar al exterior.
El nuevo Gobierno tendrá que vigilar los controles de precios que
fallan en la revisión constante de los costos de producción en una
economía inflacionaria, lo que a menudo deriva en desabastecimiento de
bienes controlados.
PETRÓLEO
La nueva administración deberá encontrar fórmulas para que el flujo de
los petrodólares a las "misiones" gubernamentales -que ambos candidatos
han dicho mantendrán- no vulnere la capacidad de inversión de PDVSA.
La cuna de las mayores reservas de crudo del mundo también requiere
de multimillonarias inversiones en ingeniería e infraestructura que
mejoren el bombeo y la refinación.
Esto busca disminuir las costosas importaciones de combustibles, que
han subido tras la explosión en la mayor refinería del país, Amuay, que
dejó más 40 muertos y cuantiosos daños.
DETERIORO FISCAL Y SUBSIDIOS
Aunque la devaluación le generó al Estado unos 48,000 millones de
bolívares para subsanar su déficit fiscal, Venezuela sigue arrastrando
el lastre de onerosos subsidios que distorsionan sus cuentas públicas.
PDVSA vende la gasolina más barata del
mundo y no ha revisado el precio en casi 16 años, además la electricidad
y el agua están fuertemente subsidiados.
La infraestructura del país también debe ser remozada, tanto para el
tránsito vehicular como en la creación y ampliación de nuevos métodos
de transporte que alivien los pesados embotellamientos, especialmente en
las ciudades principales.
DÉBIL MERCADO INMOBILIARIO
El déficit habitacional venezolano llegó a superar 2 millones de
viviendas. El Gobierno de Chávez logró reducir la brecha mediante un
gran proyecto gubernamental de construcción de casas a precios
subsidiados.
No obstante, el mercado inmobiliario adolece de nuevas
construcciones privadas y el mercado de renta es prácticamente
inexistente. Chávez intentó abordar el problema a través de la
regulación de precios de venta y alquiler, así como tasas de interés
hipotecarias.
- Venezuela y América Latina seguirán atados al chavismo por una victoria mínima de Maduro-
Capriles no reconocerá la victoria chavista "hasta que se cuente cada voto"-
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