Por desgracia, el suicidio de Amaia Egaña, hoy se volvería a producir. Según las medidas 'antidesahucio' que ha aprobado el Gobierno este jueves, ella no entraría dentro de los parámetros establecidos. Su umbral, aunque dramático, no rozaba ni la pobreza, ni la enfermedad, ni sufría malos tratos. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) asegura que las medidas adoptadas por el gobierno sólo son un parche temporal, que tiene más de 'cosmética' que de medida efectiva.
El Gobierno ha aprobado de urgencia este jueves un plan para frenar los desahucios
a los colectivos más vulnerables. Se trata de una moratoria de dos años
y es una "primera fase de medidas de protección de deudores
hipotecarios". Para tal efecto se han establecido una serie de
requisitos económicos y sociales para
que un lanzamiento, término legal para un desahucio, se frene. Las
estrictas condiciones limitan en extremo el acceso de los afectados a
beneficiarse de la moratoria de 24 meses.
Entre las condiciones necesarias para acogerse al plan del Gobierno para
frenar los desahucios se incluyen condiciones económicas y sociales. La
condición económica más importante para evitar el desahucio es que en
ningún caso un deudor puede sobrepasar unos ingresos de tres veces el
Iprem (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples). En el ámbito
social, el Ejecutivo define como familias en situación de
vulnerabilidad: familias numerosas, deudores en paro, supuestos de
violencia de género, personas con hijos o mayores a su cargo... En cualquier caso, quienes se acojan a este beneficio podrán disfrutar de una paralización del desalojo durante dos años, pero se 'reengancharán' a su antigua situación al finalizar los mismos.
Para algunos, como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), las medidas del Ejecutivo son "cosméticas, coyunturales y parciales".
La PAH reclama una dación en pago retroactiva - esto es, que el banco
acepte la vivienda como condonación de la deuda- así como el alquiler
social de 200 euros.
La Ley Hipotecaria actual, que data de 1909, ha sufrido reformas a lo
largo del tiempo. Este jueves, al parecer, sólo se ha tocado la parte
correspondiente al lanzamiento. El Ministro de Economía, Luis de
Guindos, ha señalado que con estas medidas no se modifica la ley, dado que se centra en el
proceso del desahucio. La legislación vigente
estipula que en la compra de una vivienda y al solicitar un crédito,
éste se garantiza con una hipoteca, y que el hipotecado se compromete a
pagar dicho crédito incluso cuando la vivienda haya sido vendida en
subasta judicial. Este aspecto continúa hoy igual que ayer. El decreto
del Gobierno no elimina tampoco los intereses de mora ni revisa las
tasaciones de las viviendas.
Desde 2008, año el que la crisis económica y financiera estalló en
España, alrededor de 400.000 viviendas han sido desalojadas por orden
judicial dado que los propietarios no podían pagar su hipoteca
mensualmente. En el Estado español se está a punto de alcanzar los 6
millones de desempleados.
Vivienda socialEl real decreto del Ejecutivo central prevé crear un parque de viviendas sociales con un alquiler barato para personas desahuciadas y fija el umbral de renta para acogerse a estas medidas en 3 veces el IPREM,
que sean familias numerosas, familias con menores de tres años,
incapacitados o dependientes, deudores en paro y sin prestación por
desempleo o en supuestos de violencia de género.
Después de que miles de familias hayan perdido su hogar e incluso en
los casos más extremos mucho más, como hemos visto con el suicidio de Amaia Egaña el
pasado viernes, los bancos han decidido paralizar los desahucios
durante los próximos dos años. La Asociación Española de Banca esgrime
"razones humanitarias" y de "responsabilidad social" para este cambio de
actitud además de afirmar que trasladaron su decisión el pasado jueves
al Ministerio de Economía y al Banco de España. Pero lo que ha existido
en verdad es una presión social insostenible que trasladada a la clase
política y a las propias entidades financieras ha llevado a esta primera
victoria, que no deja de reflejar la demanda de un mayor equilibrio
social.
El fracaso del Código de Buenas Prácticas
Esta moratoria refleja un fracaso de todas las medidas anteriormente tomadas por el Gobierno, la última el famoso Código de Buenas Práctica
que se aprobó hace apenas medio año. Esta medida no ha conseguido sus
objetivos, primero por su carácter voluntario y segundo por los
restrictivos límites impuestos para que un ciudadano pudiera acogerse a
la dación en pago. Pero la dación en pago,
no deja de ser un fracaso, es dramático que tras perder la vivienda,
para la mayoría de las familias su único bien, quede aun una deuda
pendiente, pero el principal problema es perder la casa y no se han dado
de forma general soluciones para que esto no fuera así.
Por ello,
que los dos principales partidos políticos se pusieran de acuerdo la
semana pasada para reunirse en la búsqueda de un pacto que modificara la
anquilosada Ley de Desahucios es positivo, pero no deja de ser un
reflejo de que la brecha con la sociedad se ha aumentado, y la principal
razón los enormes desequilibrios entre lo que recibe el sector
financiero y lo que percibe la sociedad a cambio.
Esta fractura se
inició desde el principio de las crisis, mientras esta se cebaba ya con
miles de empresas y trabajadores, en 2008 el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero
concedía avales por hasta 100.000 millones de euros, posteriormente
vinieron los rescates a Caja Castilla-La Mancha, Cajasur, Caja de
Ahorros del Mediterráneo y los más reciente a Catalunya Banc,
NovaGalicia Banco, Banco de Valencia y especialmente a Bankia que
precipitó la ayuda a la Unión Europea. Pero además de eso hemos pasado
de un rescate que no iba a costar "un euro" a los españoles según afirmó
Mariano Rajoy a que las ayudas pasadas computen en el
déficit, con lo cual para su reducción conlleve más recortes y más
impuestos a los ciudadanos.
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