"Al César lo que es del César y a Dios, lo que es de Dios". Esta frase bíblica le viene al pelo a Bankia para explicar la situación de incertidumbre que se está viviendo en torno a su presidente. Ayer, a mediodía, salió publicado un informe del Banco de España en el que se apuntaba las irregularidades contables durante la presidencia de Rodrigo Rato y salpicaba al actual presidente. Una cosa es la época Mato y otra muy distinta, la gestión de Goirigolzarri, "que ha sido un ejemplo de absoluta transparencia", nos comentan a Diariocritico fuentes cercanas a Bankia.
Puestos en contacto con la entidad, nos señalan que el informe que presentan los peritos técnicos del BdE tiene
dos cuestiones relevantes, una que atañe directamente al
antiguo equipo gestor, de la que ellos no se hacen responsables, puesto que ya informaron en mayo de 2012 de la situación real de la entidad, "Bankia tiene un agujero de más de 23.000 millones de euros
,
una cartera de 10 millones de clientes, unos 20.000 trabajadores con el
alma en vilo", fueron las palabras con las que Goirigolzarri abrió la primera rueda de prensa que daba al frente de la entidad. Y la otra, una
cuestión técnica contable.
Centrándose en la parte que atañe a la gestión de José Ignacio
Goirigolzarri , el informe acusa a la nueva dirección de no reflejar
pérdidas por valor de 900 millones de euros. Fuentes cercanas a la
presidencia, nos señalan que "de lo único que nos pueden acusar es de
una cuestión técnica contable, que se subsanó en 2012. Nadie ha
cuestionado ningún otro año. Ni dudan de las cuentas del 2013, ni de
las del 2014".
En unas declaraciones del presidente Goirigolzarri, a las que
Diariocrítico ha tenido acceso, deja claro cual es su actitud ante este informe, "las cuestiones de fondo que aparecen en este informe del BdE son anteriores a mi incorporación como presidente de Bankia", y da un paso mas, "cuando el nuevo equipo nos incorporamos, detectamos todos los problemas relevantes de la entidad y los pusimos sobre la mesa con la absoluta transparencia". De hecho a día de hoy, Bankia no ha tenido ningún requerimiento pericial adicional.
De hecho, se aprobó el Plan de Reestructuración y el Plan Estratégico con un doble objetivo, "hacer de este banco una entidad solvente y rentable", señala el presidente. Recordemos que Bankia ha sacado la mejor nota en los 'test de stress' a los que ha sometido la Unión Europea a las entidades financieras españolas.
De esas declaraciones se desprenden dos cosas. La primera, que el nuevo equipo de gestión se desvincula completamente de la actuación de Rato y su 'gente', "serán ellos los que tengan que dar explicaciones de las acusaciones de irregularidad que salen en el informe"; y dos, que el nuevo equipo "luchará por hacer prevalecer la imagen de transparencia que llevamos a gala".
Los hechos. En relación a las cuentas formuladas por BFA-Bankia el 28 de
marzo de 2012 (relativas al ejercicio 2011), los técnicos del BdE
constatan errores que hacen que no cumplan con la normativa contable. En
su opinión, se deberían haber recalculado los recursos propios y el
patrimonio neto del grupo bancario, lo que hubiera supuesto una
reducción de 781,9 millones de euros en la cuenta de pérdidas y
ganancias.
El motivo de esta revisión a la baja tiene su origen, según
los inspectores a cargo del juez Andreu, en "determinados compromisos
asumidos por parte del Grupo Bankia en relación con sociedades de
naturaleza inmobiliaria (comfort letters, pactos de socios, etc)" y por
la revaloración a la baja de ciertos activos inmobiliarios en manos de
participadas de Bankia. También sostienen que debería haberse anotado
otro deterioro en la cuenta de resultados de 1.301 millones de euros
tras revisar otras carteras de créditos relacionadas con créditos a
promotoras y constructoras.
En suma, el ajuste a la baja de los recursos
propios debería haber sido de 2.083 millones de euros, lo que habría
aflorado unas pérdidas de 1.830 millones de euros para el ejercicio
2011, frente a los 309 millones de las cuentas firmadas por el equipo de
Rato. Goirigolzarri, cuando llegó a Bankia, reformuló las cuentas con
el apoyo del auditor Deloitte, aprobando unas pérdidas en ese año de
2.900 millones de euros.