El G-7, que agrupa a las economías más avanzadas del planeta, analizaron ayer martes en una teleconferencia la crisis por la que atraviesa la zona euro, apoyaron lo avances hacia una unión fiscal y financiera en la UE y prometieron "vigilar muy de cerca" los acontecimientos en la zona euro.
La reunión del G-7 sirvió, según los analistas, para presionar a Alemania para que flexibilice su postura en la crisis y acepte que el Mecanismo Europeo de Estabilidad pueda rescatar a los bancos europeos en dificultades, los españoles como estrellas, claro. Asimismo, en la reunión se puso de manifiesto que Alemania está presionando a España para que acuda al fundo de rescate, pero que el Gobierno español "no quiere porque es demasiado orgulloso". El G-7 trató la situación por la que atraviesan España y Grecia, si bien no trascendió en qué términos.
La cita del G-7 se produjo la víspera de la reunión mensual del consejo de Gobierno del BCE, donde podría anunciarse una rebaja de los tipos de interés y dar algún mensaje de apoyo a la deuda periférica como nuevas inyecciones de liquidez en el mercado a largo plazo para los bancos europeos.
Por su parte, los medios extranjeros interpretaron las declaraciones del ministro de Hacienda,
Cristóbal Montoro, ayer martes, como una reclamación de ayuda directa a la UE para sanear la banca. Montoro matizó sus palabras en los pasillos del Senado al señalar que había reclamado "una unión bancaria europea" para salir de la crisis. Asimismo, el titular de Economía apuntó que "los hombres de negro -en alusión a la troika- no van a venir a España" para intervenirla porque "no es rescatable".
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