Lo importante no era la visita de la Canciller alemana a Madrid el pasado día 3, sino lo que iba a suceder al día siguiente en el Consejo Europeo extraordinario del 4 de febrero. Este era un Consejo en el que fundamentalmente se iba a plantear la cuestión de la seguridad del abastecimiento energético y la integración del mercado europeo de la energía, así como la innovación tecnológica como variable determinante de la competitividad y relacionado con ello el desarrollo del espacio europeo de investigación. Por cierto en esta cuestión ha habido novedades porque el Tratado de Lisboa proporciona una nueva base para una Política Común de la Energía y como ha reconocido
Herman Van Rompuy la política energética ya no se juega en un contexto meramente nacional sino en un marco europeo. Entre las novedades de este Consejo de hoy se encuentra el impulso a la integración del mercado energético, una importante inversión para el desarrollo del mercado interior de la energía y un compromiso para promover la inversión en energías seguras y sostenibles con bajas emisiones de dióxido de carbono en cuya frase parece caber la energía nuclear.
Pero el verdadero interés que se planteaba para este Consejo Europeo era el relacionado con lo que se ha dado en llamar el “Pacto por la Competitividad” que es el nuevo pacto que se quiere imponer a los Estados de la Unión para ganar competitividad, pacto que afecta a la prohibición por ley de los déficit excesivos, plasmando el techo de déficit en la Constitución o en la ley y por tanto el imprescindible recorte del gasto publico; la eliminación de las cláusulas de indexación automáticas de los salarios a la inflación o lo que es lo mismo vincular los salarios a la productividad y no a la inflación, tema no fácil para el Gobierno Español por la resistencia de los sindicatos pero en el que no se le va a ofrecer margen de maniobra por parte de la Unión; el aumento de la edad de jubilación, tema parcialmente resuelto; y la armonización de los impuestos o al menos una armonización mínima del Impuesto sobre Sociedades, cuestión esta, compleja, porque requiere la unanimidad de los 27 y la poca disposición de caminar hacia la armonización fiscal. La media europea del tipo máximo del Impuesto sobre Sociedades es del 23.2% pero en España es del 30%.
El contenido del Pacto y sobre todo la necesidad de su aceptación por los países de la Unión ya lo explicó
Angela Merkel en Madrid y evidentemente lo vinculó a la operatividad del ansiado Fondo de Rescate.
Esta cuestión de la posible ampliación del Fondo de Rescate o del cambio de su uso fue, según recordamos, el debate planteado en el ultimo Consejo de Ministros de Economía y Finanzas que no tuvo ningún resultado con respecto a lo que España requería y pretendía, porque varios países con Alemania al frente plantearon que las pretensiones de algunos países y sobre todo España requería con anterioridad la prueba de su voluntad de realizar importantes cambios económicos y financieros.
Alemania lo tenía claro porque lo que no quiere es aumentar la capacidad del Fondo que como sabemos esta dotado de 750.000 millones de euros, mediante la aportación de mas dinero, asunto que le complica con su electorado que no quiere, evidentemente, seguir aportando mayor cantidad al Fondo en función de la importancia de su Estado mientras que otros países actúan económicamente de un modo discutible y por ello prefiere operar sobre nuevas oportunidades que tendrá el Fondo en el sentido de ver si podrá o no conceder prestamos a los países que pasen por apuros económicos o sustituir al Banco Central europeo en sus intervenciones en el mercado de deuda mediante operaciones especiales de compra, cuestiones sobre las que hasta ahora no se ha podido encontrar un consenso.
Tal como era previsible el Plan de Competitividad garantía de un solido funcionamiento económico permitiría la aceptación de una capacidad de maniobra con respecto al Fondo de Rescate o lo que es lo mismo, el Pacto por delante y la cobertura del Fondo después “si no hay Pacto no hay Fondo”, y no hay mas que hacer. Así que planteado el tema el próximo Consejo Europeo ordinario de marzo de 2011 resolverá.
Parece incluso que se pueda celebrar otro Consejo extraordinario para buscar un consenso y de ello se han mostrado partidario el Presidente del Gobierno Español. Esta Cumbre distinta al Consejo ordinario de mediados de marzo se celebrará el 4 de marzo y servirá, según decimos para acercar diferencias. Lo cierto es que España cuenta con un balón de oxigeno que permita recibir una tregua en los mercados financieros a la hora de acudir a la subasta de dinero. Pero Alemania se ha desmarcado de aportar mas al Fondo y lo que ahora exige como decíamos son mayores garantías del país que necesite el apoyo del Fondo. De este modo con el Pacto se admite que el Fondo podrá comprar deuda pública y prestar a los Estados para que adquieran sus propios títulos y conceder créditos con menos condiciones, lo que aleja el fantasma de la quiebra financiera de un país expuesto a la inclemencia de los especuladores.
Otra cosa es que este balón de oxigeno no solucione nuestros grandes males, el nivel de endeudamiento exterior, la alta tasa de paro, y dentro de ella la dramática tasa de paro juvenil, el deficit del sistema de pensiones, y la escasa competitividad. Y el que crea que se puede jugar con otras reglas, que vaya buscando otro escenario, la Unión Africana, La Unión Latinoamericana en ciernes o el Océano Indico porque la Unión Europea de
Merkel, Sarkozy y
Van Rompuy no va a moverse un ápice. O lo que es lo mismo sino modificábamos nuestro comportamiento de política económica nos lo modificaran por fuerza. La crisis económica y financiera para nuestra desgracia esta bien presente. Saludemos al menos este respiro que nos aleje de la costosa y abusiva especulación en la que parecíamos condenados a caer.
* Rogelio Pérez Bustamante
Catedrático Jean Monnet
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