La noticia ya la conocen: ante el retraso continuo y premeditado de la dirección nacional del PP para nombrar candidato oficial para la presidencia de la Comunidad Valenciana a
Francisco Camps, el ala del partido en esa región ha tomado la decisión unilateral de proclamarle para el puesto.
Ahora Camps es el cabeza de cartel para sus compañeros, pero no para Génova 13, que sigue empeñado en mantener las formas hasta que se conozca el devenir judicial del presidente valenciano. Camps está imputado por un presunto delito de cohecho pasivo al haberse beneficiado del regalo de los famosos trajes que recibió de la trama corrupta del 'caso Gürtel', y se teme que finalmente pudiera ser declarado culpable de tal acusación.
Rajoy, por esa razón, por mucho que confíe en que Camps no realizó ningún gesto de favor a los empresarios de la red de Francisco Correa y el resto del Gürtel, pretende llegar a las generales de 2012 con un paseo triunfal, basado, primero, en una victoria masiva en las autonómicas y municipales de este mes de mayo y, segundo, con un camino de rosas hasta la mencionada cita de marzo de 2012.
Para ello, cualquier argumento que el resto de partidos políticos pueda encontrar como una tacha para la imagen del partido, como el caso de Camps, se trataría de un quebradero de cabeza.
Y todo ello, a sabiendas de que pase lo que pase con esa imputación contra Camps, el presidente valenciano arrasaría en las elecciones y repetiría mandato con mayoría absoluta, incluso aumentando su ventaja respecto a la oposición del PSOE de la región, ahora en manos de
Jorge Alarte.
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