Para los que gusten de San Valentín les recomendamos encarecidamente la filmografía de los años 90 de Meg Ryan o Hugh Grant. Para los que prefieren películas que hablen sobre eso tan complejo e importante como es el amor; algo que no es uniforme, ni sencillo, ni puede tener un día; les ofrecemos esta alternativa:
Casablanca: La película más romántica de la historia lo es porque evita el final “y comieron perdices”. Bogart y Bergman son la prueba palpable de la magia del cine. Ni siquiera se caían bien y, en cambio, viendo el famoso final de la película puedes ver algo tan abstracto como el amor en sus ojos.
Carta de una desconocida: En muchas ocasiones el amor duele, sobre todo cuando no es correspondido, cuando el amor de tu vida ni siquiera se acuerda de ti... De todas estas cosas trata este clásico de Max Ophuls, en el que se ve como el amor idealiza al objeto amado, y degrada al que ama.
Johnny Guitar: Sobre este extraño western de Nicholas Ray sólo se pude decir una cosa:
Johnny: ¿A cuántos hombres has olvidado?
Vienna: A tantos como mujeres tú recuerdas.
Johnny: ¡No te vayas!
Vienna: No me he movido.
Johnny: Dime algo agradable.
Vienna: Claro. ¿Qué quieres que te diga?
Johnny: Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años. Dímelo.
Vienna: Te he esperado todos estos años.
Johnny: Dime que habrías muerto si yo no hubiese vuelto.
Vienna: Habría muerto si tú no hubieses vuelto.
Johnny: Dime que aún me quieres como yo te quiero.
Vienna: Aún te quiero como tú me quieres.
Johnny: Gracias (bebe). Muchas gracias.
El apartamento: Esta película es una de las mayores obras maestras del cine. También es bajo su lírica negrura una de las más románticas. Una que nos enseña que más allá de príncipes y castillos, el amor se basa en detalles tan cotidianos como preparar unos espaguetis con una raqueta de tenis al ser amado. Una que tiene uno de los finales más bonitos de la historia sin caer en la cursilería, la sensiblería y demás parafernalia asociada a esta fecha.
Desayuno con Diamantes: Un clásico indiscutible que trasladaba a la pantalla la novela de Truman Capote. El escritor no veía nada claro la elección de Audrey Hepburn como Holly Golightly, había escrito el papel con Marylin Monroe en mente, pero tuvo que rendirse ante la interpretación de la actriz. No sólo Capote y Aníbal del Equipo A cayeron rendidos ante esta romántica ‘cazafortunas’.
Annie Hall: Woody Allen tiene dos grandes temas en su filmografía: el amor y la muerte (así se titula en su inglés original esa película que aquí tradujimos como “La última noche de Borís Gruschenko”) El neoyorquino es un experto en ambos temas (“No le temo a la muerte, solo que no me gustaría estar allí cuando suceda” o “El amor es la respuesta, pero mientras usted la espera, el sexo le plantea unas cuantas preguntas”) pero en Annie Hall se centra en el amor, concretamente en su relación con Diane Keaton que ya había finalizado cuando rodaron la película.
Antes del amanecer/Antes del atardecer: Este díptico de Richard Linklater nos trae dos perspectivas sobre el amor. La primera es la de cómo unos jóvenes se conocen y se enamoran durante un día, llegando a plantearse dejar todo por el amor. La segunda es el reencuentro de esa misma pareja, convertidos en personas de mediana edad y de los reproches y mentiras con las que te vas cubriendo según maduras. Son tan buenas que debería haber una tercera parte, cuando Ethan Hawke y Julie Delpy sean unos ancianos, que hable sobre el amor en la tercera edad.
In the mood for love: “Deseando amar” no es una película, es un poema; un bolero cantado por Nat King Cole en el que las imágenes que aparecen en la pantalla se mueven con una cadencia sublime hasta instalarse en nuestra retina y nuestra alma... No, “Deseando amar” no es una película, es un milagro en el que se nos muestra una historia de amor, de ausencias y miradas en la que todo encaja a la perfección (dirección, fotografía, música, interpretación) hasta conseguir lo imposible, la cuadratura del círculo.
Brokeback mountain: “Brokeback mountain” ha sido definida como un western gay, eso es como calificar “Lo que el viento se llevó” como una película sobre la guerra civil americana hetero. No, la película de Ang Lee es mucho más que eso, se trata de una de las historias de amor más románticas y mejor contadas de los últimos diez años. Heath Ledger y Jake Gyllenhaal logran transmitir toda la sinceridad y la culpa de dos amantes desafortunados.
Olvídate de mí: El mejor guión, hasta la fecha, de Charlie Kauffman nos plantea el reto de cómo reaccionaríamos si pudiésemos borrar a alguien de la memoria. El resultado final es la reconstrucción de una historia de amor en la mente del protagonista, mientras le va siendo arrebatada recuerdo a recuerdo. La rebelión final del amor será volverse a enamorar de la misma persona, con todos sus defectos, manías, etc.