Uno de los escenarios políticos que se barajan en el PP no puede ser más crudo para el PSOE y, en especial, para el propio
Rodríguez Zapatero. En la sede popular de Génova 13 se estudia una posible 'hoja de ruta' que no deja lugar a dudas: Zapatero sufre su primera gran derrota -auguran los dirigentes populares- el 3 de octubre, cuando los militantes socialistas madrileños voten mayoritariamente en primarias por
Tomás Gómez. Si este resultado se confirma, entienden en el PP que el liderazgo de Zapatero sufrirá un tremendo varapalo, porque una cosa es que el primer secretario de los socialistas catalanes le desautorice -como hizo
José Montilla, insistiendo en presidir la Generalitat pese a que Zapatero pactó con
Artur Mas esa Presidencia- y otra que pueda hacerlo cualquier otra organización.
Si Zapatero 'pierde' las primarias -es decir, si los militantes socialistas de Madrid rechazan a su 'chica', la ministra
Trinidad Jiménez- significaría, según la versión popular, la debilitación de su liderazgo en la organización. Pero no sería más que un revés momentáneo, aunque significaría un paso acelerado en su caída.
Según el planning del PP, la caída de Zapatero se acelerará con la pérdida del poder en Cataluña tras las elecciones del 28 de noviembre, sobre todo si el PSC no consigue salvar los trastos y baja notoriamente en votos y escaños. En ese supuesto no se podría esgrimir -piensan en el PP- que la pérdida del poder autonómico catalán es culpa, exclusivamente, de la bajada de ERC. En todo caso, todo el mundo ve ya al convergente Artur Mas tomando el relevo en la Generalitat.
Pérdida de grandes alcaldías
Mientras tanto, los estrategas del PP prevén que los 'brotes verdes' siguen sin aparecen en el horizonte, que el paro crece, que la economía no despega y que el electorado -incluso el propio socialista- desespera de un Gobierno incapaz de afrontar la crisis. En ese escenario, las tensiones internas se disparan -y no sólo en la 'vieja guardia' felipista, de uñas con Zapatero desde hace meses-, sino en otros sectores del socialismo.
En ese contexto se celebrarían los comicios municipales y autonómicos: un escenario que la sede de Génova 13 contempla con agrado. Según algunas encuestas internas, los socialistas pierden los ayuntamientos de Barcelona y Sevilla, y la izquierda pierde también el emblemático de Córdoba. El PP mantendría sus capitales de provincia -desde luego, Madrid y Valencia; esta última pese al Gürtel-, pero engordando su representación con algunas alcaldías 'cedidas' por el PSOE, como las anteriormente citadas, exceptuando Barcelona.
En el plano autonómico, la cosa es aún peor para Zapatero, según las previsiones de los estrategas del PP:
Rajoy no conservaría lo que ya tiene -desde luego, Madrid, por un lado, y Comunidad Valenciana y Murcia, por otro, pero arrasando en estas dos últimas-, sino que 'araña' en Asturias y Castilla-La Mancha -podría arrebatárselas al PSOE- y gana en Extremadura. Es decir, que se produciría una auténtica debacle en el poder municipal y autonómico socialista.
En este escenario -uno de los barajados por el PP, insistimos-, en el partido de Rajoy se cree que Zapatero podría tirar la toalla a finales de mayo y anunciar que no se presenta a la reelección.
Es el escenario más halagüeño para Rajoy, claro, porque inmediatamente se abriría en el seno socialista algo que el ministro de Fomento y vicesecretario general,
José Blanco, quiere evitar a toda costa: un vacío de poder que beneficiaría al PP y colocaría al PSOE en una situación de debilidad extrema como la que vivió tras la retirada de
Felipe González. Parece un poco el cuento de la lechera, pero…