La cabeza de
Tomás Gómez, secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), estaba cortada desde hace un año y medio: el vicesecretario general socialista y ministro de Fomento,
José Blanco, buen analizador de encuestas y de candidatos, tenía claro que Gómez no era la persona adecuada para ganar la Presidencia a la popular
Esperanza Aguirre y buscaba un recambio.
A principios de este año, una encuesta interna del PSOE confirmaba los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y reflejaba lo que todo el mundo sabía: que si el ministro del Interior,
Alfredo Pérez Rubalcaba, se presentaba a la Comunidad Autónoma madrileña podría arrasar frente a Aguirre. La conclusión era lógica: ¿era Rubalcaba el candidato ideal para Madrid? Así, al menos, Blanco mataba dos pájaros de un tiro.
Según medios socialistas, la conclusión era tan lógica que Pérez Rubalcaba tomó posiciones y decidió desbaratar su posible candidatura antes de que el presidente
Rodríguez Zapatero se lo llegara a proponer. No quería Rubalcaba que le ocurriera lo mismo que en 2007 le pasó a la vicepresidenta primera,
María Teresa Fernández de la Vega, cuando tuvo que darle un sonoro portazo a Zapatero para no encabezar la candidatura al Ayuntamiento de Madrid, algo que el presidente no ha acabado de perdonarle a su vice.
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Así las cosas, y según confirman a
Diariocrítico medios socialistas, Rubalcaba y Blanco llegaron a una 'alianza antinatura', en la que convergieron en una tercera vía: la ministra de Sanidad,
Trinidad Jiménez, bien valorada igualmente en las encuestas internas del PSOE, aunque a años luz de Rubalcaba.
La confluencia de factores tuvo lugar el pasado mes de junio. Trini se resistía -de ahí sus negativas públicas y tajantes frente a las filtraciones que aseguraban que desplazaría a Tomás Gómez como candidato-, pero a Zapatero le abrumaron con los datos de las encuestas. Finalmente, Zapatero pidió formalmente a Jiménez que se presentara, que ella era la mejor opción y la ministra de Sanidad no pudo resistirse a la petición del líder. En resumen: Tomás Gómez quedaba desplazado -se cumplían los augurios de
Blanco-, Zapatero no le pedía a Rubalcaba que fuera candidato - el ministro podría optar así por la Vicepresidencia, en buena lid con Blanco-, Trini le resuelve al presidente el sentido de la crisis de Gobierno -que medios socialistas auguran para octubre- y todo el mundo contento, menos Tomás Gómez.
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