“Esta vez no vamos a estar sin que nos llegue la camisa al cuello”, comentaba a este diario un diputado del PSOE, en referencia al dramatismo que vivió el Gobierno y el Grupo Socialista el día que se votó -y se aprobó por un solo voto de difernecia- el decretazo con los recortes antidéficit, que incluían la congelación de pensiones y la reducción del sueldo a los funcionarios.
La impresión de cunde en la bancada del PSOE es que al final tanto CiU - cuyos dirigentes simplemente han adelnatado que "facilitarán" la probación-, como el PNV votará a favor, de la reforma aunque los dos grupos nacionalistas sigan instalados en la estrategia de no desvelar su voto definitivo hasta el último momento. Los vascos reúnen a su Ejecutiva el próximo lunes para desvelar que harán el martes en el debate, por lo que el portavoz en el Congreso, Josu Erkoreka, siguió el jueves ‘jugando’ a la ambigüedad en los corrillos que se formaron en el pasillo de la Cámara baja. No obstante, que si ven que CiU salva al Gobierno apoyando la reforma, podrían decantarse por la abstención.
Los únicos que han manifestado claramente su rechazo al texto son IU-ICV y el BNG. En cuanto a ERC, hasta ahora todo iba bien encaminado pero es difícil que el Gobierno puede contentarles si previamente logra hacerlo con el PNV.
Rajoy se inclina por la abstención
En el PP todo apunta a que se abstendrán, salvo que Elena Salgado –o el propio Zapatero- intervenga ‘in extremis’ para asegurarles que en la tramitación como proyecto de ley se aceptarán alguna de sus enmiendas. Los populares creen que el texto adolece de medidas ‘valientes’ en cuanto a la negociación colectiva, los mecanismos de movilidad y flexibilización del empleo o en lo que se refiere a la Formación Profesional. La portavoz del Grupo Popular, Soraya Sáenz de Santamaría, sin embargo, valoró positivamente que la reforma contemple “la extensión del contrato de fomento del empleo o los nuevos mecanismos de intermediación”.
Otro dato a tener en cuanta para que en el PP cambien de opinión es el espaldarazo que acaba de dar la canciller alemana, Ángela Merkel, a la reforma laboral emprendida por Zapatero, un apoyo que dejó claro la mandataria alemana al propio Rajoy en el encuentro que mantuvieron ambos durante la cumbre del PP europeo. El propio líder popular defendió el "prestigio" de nuestro país ante los ataques que está sufriendo por parte de los mercados internacionales.
Acortar al máximo los plazos
Dado que ya se ha decidido aceptar la tramitación del decreto como proyecto de ley, en el PSOE quieren acortar al máximo los plazos y solicitarán a los demás grupos que se haga por la ‘vía de urgencia’ y en lectura única acogiéndose a los artículos 93 y 94 y al 150 del Reglamento del Congreso. De ser así, el próximo mes de julio se negociarían las enmiendas y la reforma estaría definitivamente aprobada en septiembre y no se mezclaría con la negociación de los Presupuestos Generales del Estado. Tampoco hay que olvidar que en septiembre comienza la campaña catalana y que el 29 de ese mismo mes está prevista la huelga general que han convocado los sindicatos.
El problema es que, en ese supuesto, debe contarse con el beneplácito del resto de los grupos y los socialistas no las tienen todas consigo de que haya algúno de los minoritarios que intente ‘frenar’ esas prisas del Gobierno.
En privado, muchos de de los portavoces admiten que si el decreto se tramita como proyecto de ley, debería de hacerse, efectivamente, por la vía de urgencia porque así se evitaría dar una imagen de “intranquilidad y el desasosiego” ante los mercados y en Bruselas, además de facilitar nuevas contrataciones para frenar la sangría del paro, principal problema ahora de nuestro país junto a la deuda exterior, tanto privada como pública.
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