"No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas, o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país. Págale su jornal ese mismo día, antes que se ponga el sol, porque está necesitado, y su vida depende de su jornal". No dejemos de velar por la buena integración de quienes han venido a trabajar y a convivir a nuestros países…estas expresiones fueron parte del discurso con el que se dirigió el representante del Gobierno Español,
José Luís Rodríguez Zapatero, en el Desayuno de Oración. Acto político-religioso de gran trascendencia.
Parecería que atrás han quedado las expresiones de su compatriota y alcalde de Vic,
Josep María Vila d'Abadal, al considerar que no era “digno” empadronar a inmigrantes en situación irregular para ejercer su derecho a servicios básicos, aunque eso se oponga de manera frontal a las leyes españolas y a los derechos humanos aceptados sin dilaciones por España.
“Nuestros dos países deben mucho a quienes han venido de fuera. No se entienden sin ellos (…) han llegado a nuestra tierra y, conviviendo, se han convertido en "nosotros" en lo que somos.”
A pesar de dirigirse a una sociedad capitalista (Estados Unidos), Zapatero, ha expresado un discurso profundamente social-humanista que se convierte en un búmeran que lo lleva a su propia España, donde los índices de pobreza, desempleo y discordia entre la clase trabajadora, en especial inmigrante, han sido temas constantes en su gobierno.
Por ello el momento no pudo ser más oportuno, histórico; para que, el presidente Zapatero flirtee apelando a las emociones de sus compatriotas e inmigrantes y excusando así la dura tarea de generar fuentes de empleo para quienes apuntalan la economía de un Estado, los obreros.
Los ha rescatado y unido al mismo tiempo bajo la apelación que hiciera el profeta Moisés, a un pueblo “duro de cerviz” en la antigüedad y con tendencias a rechazar lo extraño la tolerancia es mucho más que la aceptación del otro; es descubrir, conocer y reconocer al otro.
Su discurso enfatiza la necesidad de reconocer al otro y su papel fundamental en la sobrevivencia de las naciones en la actualidad. Esto es el esperar de todos los inmigrantes; que se reconozcan los derechos colectivos e individuales de quienes viven en España.
Afrontar el reto de sus expresiones en la práctica e impedir que se diluyan en la utopia, sería el gran búmeran que ha lanzado Zapatero a las naciones y la gran responsabilidad que ha puesto sobre los hombros de su gobierno.
* Diariocrítico de Ecuador